Meteórico lo de Daniel Garnero. En apenas ocho años de carrera en nuestro fútbol acumuló títulos como ninguno de los técnicos vigentes alcanzando a históricos como Aurelio González y Luis Cubilla y superando a otros de décadas de trayectoria que no tuvieron la misma proficua producción.
Sin duda, en el plano local, Garnero lidera largamente el ránking de la meritocracia para ocupar el cargo de técnico de la Selección Nacional al cual lo nombraron en la semana.
Los títulos lo avalan. Ahora, la Selección es diferente a los clubes; en el día a día, el trabajo, el tiempo para entrenar es muy corto, aunque el plantel es más amplio... obvio que él lo sabe y seguro que sabrá cómo navegar en esas aguas turbulentas en las que se encuentra la Albirroja.
El argentino está lleno de confianza y eso se ha escuchado en sus declaraciones, ya que unos días antes de su designación indicó: “Al Titanic lo puedo dirigir. Me siento preparado”, refiriéndose al mayor trasatlántico del mundo hundido en 1912 que dejó más de mil muertos.
Entonces, dependerá del trabajo y sapiencia del capitán de este su “Titanic” que esta vez llegue a buen sitio y cuyo puerto y gran objetivo se encuentra en Norteamérica (México, Estados Unidos y Canadá), la sede del próximo mundial.
Entre otras declaraciones que fueron bien recibidas están en su idea de ubicar al jugador en su puesto, no inventarle uno, no le interesa la edad del futbolista, sino su momento y que no podemos darnos el lujo de dejar soldados fuera de la batalla, habilitando a todos los futbolistas paraguayos con ganas de subirse a este barco. ¡Que así sea!