Por Víctor Hugo Bogarín - @diariokue_
El 31 de mayo de 1989, Olimpia disputó en Bogotá una de las finales más intensas y polémicas de la historia de la Copa Libertadores. En medio de un clima de terror impuesto por el narcotráfico, el Decano cayó por penales ante Atlético Nacional, tras una serie infartante que aún hoy genera debate.
Una final de alto voltaje
El Estadio El Campín de Bogotá fue testigo de una batalla futbolística que enfrentó al Club Olimpia y al Atlético Nacional de Medellín en la definición de la Copa Libertadores 1989. Tras un empate global, el título se resolvió desde el punto penal, donde el conjunto colombiano se impuso por 5-4, luego de 18 ejecuciones.
Fue la tercera final continental del equipo paraguayo, que estuvo muy cerca de consagrarse campeón. Olimpia tuvo oportunidades claras de ganar, pero el resultado terminó torciéndose en una de las tandas más largas y tensas de la historia.
Amenazas fuera del campo
Aquella noche no solo se jugaba una final: se respiraba miedo. Antes del partido, Olimpia fue amenazado por el temido Cartel de Medellín, cuyo mensaje retumbó en los pasillos del estadio:
“Nacional campeón o nadie sale vivo del estadio”
La presión psicológica fue brutal, sumando un componente extradeportivo que afectó el desarrollo y la legitimidad del encuentro. La noche en Bogotá fue, para muchos, más que un partido de fútbol: fue un capítulo oscuro del deporte sudamericano.
La copa que se escapó
Pese a todo, el Decano plantó cara. Estuvo cerca de coronarse en tierras colombianas, resistiendo el entorno más adverso imaginable. Pero el destino, la presión y quizás factores externos terminaron inclinando la balanza.
¿Qué habría pasado si Olimpia ganaba esa noche? ¿Cómo cambiaría la historia copera del club y del continente? La pregunta quedó flotando, sin respuesta.
Olimpia cayó, sí. Pero también escribió una de las páginas más valientes de su historia. Aquella final perdida en 1989 no solo duele por el resultado, sino por las circunstancias. Porque a veces, el fútbol no se define solo con goles… sino también con coraje ante lo imposible.