09 oct. 2024

Autoestima y alegría

Y eso que no se ganó todavía nada, o sea, la clasificación al Mundial 2026; pero sí se obtuvo algo absolutamente fundamental para los jugadores, para los hinchas: La recuperación de la autoestima y, por ende, de la confianza en un equipo.

WhatsApp Image 2024-09-10 at 8.53.19 PM (1).jpeg

Jugadores de Paraguay celebran la victoria frente a Brasil.

Foto: Fernando Calistro - UH

“Hace muchos años, el barrio no estaba así”, describió a este cronista un morador natal de Sajonia, horas después de que Paraguay venciera a Brasil por 1 a 0, un triunfo de los que se esperaba hacía tiempo por la actitud del equipo y por la envergadura del rival: Un colorido y un bullicio desbordantes y multitudinarios en las calles que el antiguo barrio portuario no conocía, tal vez, desde los días de la octava selección del mundo que dirigió Gerardo Martino.

Es decir, fácilmente 15 años atrás. En el mundo del fútbol, es toda una generación. Pero el morador de Sajonia no había visto en los arrabales de la ciudad una alegría igual vestida de albirroja durante al menos una larga década entera.

Y eso que no se ganó todavía nada, o sea, la clasificación al Mundial 2026; pero sí se obtuvo algo absolutamente fundamental para los jugadores, para los hinchas: La recuperación de la autoestima y, por ende, de la confianza en un equipo (con nombres ya de por sí resaltantes) y en una dirección técnica.

“Este es un proceso que se empezó construir en 2011”, dijo el entrenador argentino Gustavo Alfaro minutos más tarde de haber terminado el partido en el Defensores del Chaco. Estaba conectando su análisis de la victoria del martes, y del empate en el Centenario ante Uruguay días antes, no solo con lo inmediato y lo delicado de la coyuntura paraguaya al momento de haber tomado el mando de la Selección, hace escasísimas semanas; sino, sobre todo, estaba vinculando estratégica y filosóficamente la actual orientación suya con la del Tata Martino, con un ADN histórico a la vez. Es decir, con la última época en la que el morador de Sajonia vio el barrio con similar alegría albirroja, precisamente.

No es casual por ello que, con una franqueza sorprendente, en medio de su acostumbrada labia de largo aliento, Alfaro diga imperturbable: “Con estos chicos, yo no sé qué habrá pasado antes”. Se refería quizá a los 13 años que hay entre Martino y él, por el que desfilaron cantidad de entrenadores, de jugadores que todavía están en la Selección, pero que todavía no fueron a un Mundial.

Resultó raro y certeramente franco el comentario, pues más allá de que, cómo él mismo lo reconoció y ya se dijo, Paraguay no haya ganado aún nada, esta parte de su alocución hace no solo referencia tácita y crítica a los anteriores entrenadores que no supieron recobrar ese gen albirrojo “que estaba ahí” y que la mayor parte del periodismo y de la afición coincide en que se ha recuperado, al menos en estos dos partidos, y con creces; sino también, e indirectamente, una crítica oblicua a la administración Harrison que hasta el momento había elegido mal a ciertos entrenadores (siguiendo la lógica sutil del mismo Alfaro), y que por fin, ahora, parece haber acertado en su elección para la recuperación, al menos, de la alegría y de la confianza desde la misma dirección técnica.

Esa alegría y confianza que hace muchos años el barrio no veía, como bien dijo su morador futbolero, aunque todavía quede mucho y difícil trecho por disputar para ir a la Copa del Mundo.