En Córdoba, el equipo de Francisco Arce arribó urgido de buen resultado y con la misión de obrar lo impensado para reforzar sus posibilidades en las complicadas Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial de Rusia.
El ‘Chiqui’ alineó sobre el campo a jugadores de pies muy ligeros y el plan salió a la perfección. La Albirroja golpeó primero, con una réplica excepcional iniciada por Ángel Romero y terminada con contundencia por Derlis González, a los 17 minutos.
El júbilo fue paraguayo, la desazón albiceleste. Argentina nunca encontró el camino claro, aunque pudo emparejar las cosas desde el punto penal. Pero en esta instancia emergió la figura de Justo Villar, hoy director deportivo de la APF, para acallar el festejo de Sergio Agüero.
El grito de los paraguayos retumbaba en el Mario Alberto Kempes. No era para menos. La victoria contenía muchos elementos morales para una selección frenada en aquel entonces en la meseta de la transición.