El centrocampista español saltó al terreno de juego en el minuto 74 para, sólo tres después, erigirse como el protagonista de un duelo muy espeso y aburrido. Fue el tiempo que necesitó para enganchar un golpeo espectacular de libre directo al borde del área que acabó con el Manchester United, que continúa inmerso en una continúa crisis de juego y resultados sin solución aparente.
Enfocado en la Liga Europa, el único torneo que puede ganar el United para maquillar una temporada terrible, el equipo de Rúbem Amorim vio interrumpida su euforia tras la espectacular remontada ante el Olympique Lyon por la visita de un equipo que le propinó otro serio correctivo.
La realidad es que el United se encontró ante un duelo en el que su rival, por desgracia para sus aficionados, pertenece a la que es su verdadera Liga en la Premier porque el Wolverhampton, casi en el límite de los puestos de ‘Championship’, estaba sólo tres puntos por debajo antes del pitido inicial.
El United, durante 90 minutos, debía olvidarse del espectacular 5-4 con el que eliminó al Lyon de la Liga Europa gracias a tres goles en la segunda parte de la prórroga que provocaron la explosión de Old Trafford. En el horizonte, dentro de once días, espera en semifinales el Athletic; pero el equipo de Amorim tuvo que aparcar su ilusionante futuro para centrarse en un triste presente.
El técnico portugués apostó por un once si varios de los héroes que liquidaron al Olympique Lyon: Maguire, Dalot, Yoro, Casemiro y Bruno Fernandes, iniciaron el choque desde el banquillo. Fredricsson, Lindelof, Amass, Eriksen y Mainoo, saltaron al césped. Muchos cambios con la mente puesta en San Mamés, el verdadero escenario de la verdad.
Los 45 minutos iniciales se pudieron resumir en un ‘quiero y no puedo’ del United, que dominó el juego sin verticalidad, carente de profundidad de ideas y ante un rival bien encerrado atrás. Sólo a balón parado, y por medio de Eriksen, pudo marcar.
El mediocentro danés lo intentó con un gol olímpico y con una falta desde la frontal. En ambos casos se encontró con dos intervenciones de Burnley, que frenó al United en sus dos únicas ocasiones de primer tiempo.
En el segundo, más de lo mismo hasta la última media hora, en la que Amorim agitó el banquillo con la entrada de Mount, Dalot y Bruno Fernandes. Por lo menos, el United consiguió enlazar una combinación digna de aplauso: al primer toque, Bruno Fernandes, Erikson y Garnacho fabricaron una jugada que por centímetros no remató debajo de la portería Hojlund.
Fue el único susto que recibió el Wolverhampton, que devolvió el golpe con otro más contundente: apareció Sarabia, marcó un golazo de falta, ganó al United, sumó su quinta victoria consecutiva y agudizó la crisis del equipo de Amorim, un zombie que camina sin rumbo por la Premier y que espera impaciente a redimirse de todos sus pecados en la Liga Europa.
-- Ficha técnica:
0.- Manchester United: Onana; Dorgu (Mount, min. 59), Fredricsson, Lindelof (Yoro, min. 79), Mazraoui, Amass (Dalot, min. 59); Garnacho, Eriksen, Ugarte, Mainoo (Bruno Fernandes, min. 59); y Hojlund (Obi, min. 70).
1.- Wolverhampton: Bentley; Semedo (Rodrigo Gomes, min. 74), Bueno, Agbadou, Toti, Aït-Nouri (Doherty, min. 82); Munetsi, Andre, Joao Gomes, Cunha (Djiga, min. 94); y Larsen (Sarabia, min. 74).
Gol: 0-1, min. 77: Sarabia.
Árbitro: Robert Jones. Mostró cartulina amarilla a André (min. 29), Aït-Nouri (min. 48) y Sarabia (min. 77) por parte del Wolverhampton y a Dorgu (min. 56) y Eriksen (min. 76) por parte del Manchester United.
Incidencias: partido correspondiente a la trigésimo tercera jornada de la Premier League disputado en el estadio de Old Trafford ante cerca de 70.000 espectadores.