El nacido en Brooklyn, Nueva York, el 30 de junio de 1966, se entrena desde hace algún tiempo según lo mostró en un vídeo puesto por él mismo en sus redes sociales en el que al final mira a la cámara y dice: “Estoy de vuelta”.
Las imágenes permiten observar a Tyson en buena condición física, con un peso similar al de su época de campeón mundial, con movimientos rápidos, golpes feroces y mirada asesina, tal como ganó la corona del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) el 22 de noviembre de 1986 frente al jamaicano Trevor Berbick cuando contaba 20 años, 4 meses y 22 días de edad.
Además del video y de la frase con la que lo termina, Tyson escribió en el pie de la publicación que “todo es posible cuando se es astuto. Entrénate con astucia. Recupérate con astucia”.
Según lo que manifestó tras el impacto mundial que tuvo la noticia de que desea volver a los tinglados, Tyson lo haría con objetivos solidarios y benéficos, como una forma de aportar a la crisis socioeconómica que se vive en el planeta desde marzo pasado por la pandemia del coronavirus.
Casi inmediatamente después de la publicación del video, el promotor australiano de boxeo Brian Amatruda contactó a Tyson y le ofreció una pelea frente a la estrella del rugby Sonny Bill Williams, un neozelandés de 34 años, 1,94 metros de estatura y 108 kilos de peso, 2 veces campeón mundial con el equipo All Blacks.
Llamado “el Lionel Messi o el Roger Federer” del rugby, Williams también ha sido boxeador profesional y su palmarés en los cuadriláteros indica que entre 2009 y 2015 hizo 7 peleas y las ganó todas.
“Ahí, en el ring, no hay nadie que te ayude, así que tu fortaleza mental debe ser impresionante”, dijo en su momento. Y sobre la posibilidad de enfrentar a Tyson expresó: “Si es por una buena causa, me encantaría subir al ring con él”.
Aunque al parecer Amatruda ofreció a Tyson 3 millones de dólares por pelear con Williams, el excampeón mundial de los pesos completos desechó esa posibilidad.
“Sería un insulto al boxeo pelear ante un jugador de rugby. Si vuelvo es para enfrentarme a un boxeador de verdad”, habría respondido Tyson según cita el periódico británico Daily Mail.
A quien sí aceptaría es al estadounidense Evander Holyfield, hoy de 57 años, quien le arrebató a Tyson la corona en 1996 y en la pelea de revancha, un año más tarde, perdió un pedazo de oreja por un salvaje mordisco que le dio el peleador de Brooklyn. Este episodio es aún más famoso que los dos combates.
Lo cierto es que ya existe en las redes sociales un cartel de promoción de la pelea Tyson-Holyfield, programada para el próximo el 11 de julio en Diriyah, Arabia Saudita.
“Holyfield fue un gran campeón. Tenía todo: mentón, corazón, determinación y ética de trabajo. Lanzó buenos golpes con ambas manos”, dijo de él Tyson, quien perdió las dos memorables peleas ante el púgil de Alabama.
Por ahora el regreso de Tyson no pasa de ser una posibilidad que genera una increíble expectativa. Es una leyenda del boxeo y del deporte que fuera de los cuadriláteros ha sido protagonista de escándalos por violencia de género y su reconocida adicción a la marihuana.
Pero se trata del campeón mundial más joven de los pesos pesados, el que hizo 11 defensas y también ciñó los fajines de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB), el que noqueó a 8 rivales antes de 1 minuto y cuyo golpe de ‘jab’ tenía una fuerza de impacto equivalente a 750 kilos.
Su regreso a la actividad tras la retirada no es el primer caso en el deporte profesional en América Latina. Desde Muhammad Ali hasta Earvin ‘Magic’ Jhonson en Estados Unidos, una constelación de ídolos pasando por Centroamérica, Sudamérica y el Caribe ya sucumbió a la nostalgia de la gloria.