Manolo Jiménez, entrenador de Cerro Porteño, negó que el beso lanzado al momento de su salida del campo de juego de La Nueva Olla sea para la hinchada azulgrana que le recriminaba por la pobre actuación del equipo frente al Sportivo Trinidense.
“Le mandé un beso a una amiga. ¿Tú sabes a quien le he mandado el beso? Le gusta inventar, bueno, pues bien, tienes razón tú”, señaló a un periodista en conferencia de prensa.
Pese al mal andar del Ciclón, que puede quedar a seis del líder, si gana este jueves Olimpia, su rival de toda la vida, el estratega español aseguró que “no siente ninguna presión”.
“No siento ninguna presión, fútbol es fútbol, la afición es soberana. Mi trabajo es intentar dar lo mejor cada día, trabajar, ser honrado en la vida”, se limitó a decir sobre el punto.
En otro momento, reconoció que le preocupa el rendimiento del plantel que marcha segundo en la tabla con 18 unidades. “Me preocupa el nivel del equipo en general, somos capaces de dar lo mejor, y como en el primer tiempo dar lo peor, no hay más”, manifestó.
Por último, se refirió a las situaciones de los atacantes Cecilio Domínguez y Gabriel Aguayo, quienes poco a poco están regresando a tener minutos en el torneo Clausura.
“Hay jugadores que estamos recuperando después de tres meses, como Cecilio, no es que le den el alta médica y esté al cien por cien. (Gabriel) Aguayo, después de un desgarro, no hay una varita mágica que lo ponga certero al cien por cien”, sentenció.