Darío Rubén Ebertz, el chofer habitual del equipo de Boca Juniors, contó, en charla con Radio Monumental 1080 AM, que al salir de un puente vio a 300 metros a “la cantidad de gente” que ocupaba parte del trayecto y comenzó a suponer que “no iba a ser nada fácil”, y confesó que le había sorprendido que no estuviese vallada una zona que siempre lo había estado en los anteriores Superclásicos.
Cuando comenzaron a ser atacados por los hinchas rivales, Ebertz vio que se dirigía hacia él una botella, por lo que se tapó la cara con un brazo y esta impactó en su axila. Sobre su estado de salud actual, aseguró: “Estoy un poco dolorido, pero estoy bien”.
El impacto “fue tan fuerte” que “perdió un poco el conocimiento”, momento en el cual el vicepresidente de Boca Juniors, Horacio Paolini, que estaba sentado a su lado, “agarró el volante hasta que reaccioné y pude tomar el control”.
“Hace nueve años soy el conductor del equipo y esta es la primera vez que pasó algo así, de esta naturaleza”, dijo Ebertz.
“Todo el camino de esa cuadra hasta llegar al estadio recibimos agresiones. Nos tiraban piedras y botellas de hielo. Al salir, gracias a Dios, ya fue todo tranquilo”, agregó.