El equipo de Daniele De Rossi exprimió al máximo el poco más del cuarto de hora que tenía que disputar para cerrar un choque que acabó con un tanto de Cristante. Fue suficiente para el Roma, que se asentó en la quinta plaza con cuatro puntos de ventaja sobre el Atalanta, su máximo rival por agarrar la última plaza con acceso a la máxima competición continental.
El Udinese, por su parte, roza los puestos de descenso. Es decimoséptimo, empatado con el Frosinone, último club que perdería la categoría. Aún así, tuvo una gran oportunidad para llevarse la victoria con un disparo de Lorenzo Lucca nada más reanudarse el choque suspendido el pasado 14 de abril.
Y es que, hace casi dos semanas, el partido se paró cuando estaba igualado en el marcador. Roberto Pereyra adelantó al Udinese en la primera parte y Romelu Lukaku igualó a los 64 minutos, poco antes de que su compañero Ndicka se desplomara sobre el césped del BlueEnergy Stadium de Údine.
El joven defensa, de 24 años, se llevó la mano en al pecho en el minuto 71 del partido e hizo saltar todas las alarmas. Rápidamente, tanto el colegiado como su entrenador, Daniele De Rossi, llamaron a las asistencias médicas, que entraron de urgencia con un desfibrilador. Dos minutos después, y consciente, se llevaron a Ndicka en camilla.
De Rossi entró en el vestuario para revisar el estado de su jugador y cuando volvió al terreno de juego pidió que se suspendiera el partido. Tanto el Udinese como el árbitro aceptaron la propuesta y 14 días después se reanudó con un tanto de Cristante que acerca al Roma a la Liga de Campeones.