07 may. 2024

Caballero para la eternidad

Mauro fue el hombre del gol para la obtención de la tercera estrella continental. El goleador recordó momentos claves para la consagración en Libertadores.

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El penal del título. Mauro Caballero recrea la inatajable ejecución del penal, como en aquella inolvidable noche de julio del 2002.

Foto: Rodrigo Villamayor

El Pacaembú expectante y los ojos puestos sobre ese jugador de lento pero seguro caminar, que daba pasos agigantados hacia la gloria eterna, porque con su definición, en la fría noche del 31 de julio del 2002, Mauro Antonio Caballero, con su gol, encendía la tercera estrella continental en el firmamento del Decano, con la tercera Copa Libertadores de América para el Olimpia.

“El escudo de Olimpia tiene tres estrellas y ser parte de una de ellas no tiene precio. Pasará el tiempo, pero nosotros siempre vamos a estar presentes en esa estrella que con mucho sacrificio logramos conquistar”, rememoró a ÚH un emocionado Mauro, que se hizo eterno con esa definición para pasar a ser parte de la historia grande del club, que en su centenario celebraba su tercera conquista de América.

“Siempre, esta época es muy especial, por el cumpleaños de un club tan grande como lo es Olimpia y ser parte de esa rica historia me hace un privilegiado y bendecido”, acotó el goleador, a lo que agregó en el vigesimoprimer aniversario de campeón: “Arrancamos muy bien el torneo, sorteando una fuerte fase de grupos, y creo que todo se dio por la fortaleza y el compañerismo que había en el grupo, luego fuimos pasito a pasito, en ese tipo de torneos no se gana cuando quiere, sino que cuando se alinean los astros”.

La Copa del 2002, año del aniversario N° 100 de Olimpia, estuvo cargado de emociones, ya que en el camino el Decano dejó al bicampeón continental Boca Junior de Argentina, en una inolvidable serie: “Tras pasar a Cobreloa, que fue una definición atípica por la resolución de Conmebol de visita, pero que lo liquidamos bien como local, se vino el bicampeón con todas sus estrellas; por eso remarco que la camiseta de Olimpia tiene un plus: Se respeta. Allá empatamos en un hervidero como lo es la Bombonera, y en la revancha se fueron dando las cosas hasta ser mejores que ese gran equipo y lo tumbamos con gol de Isasi (Néstor). El Defensores era una caldera, el público vibró por horas, fue una experiencia maravillosa”.

En semifinales, Gremio se cruzaba en el camino, dando tinte bien de Copa a la serie entre dos que querían volver a reinar, a lo que Caballero explicó: “Faltaban dos pasitos, primero Gremio, al que se le hizo un buen partido de local, totalmente de Copa, de alto ritmo, de esos que quedan para siempre por cómo se dio, el marco de público impresionante y por el nivel de los compañeros que tuvieron un desempeño fantástico”.

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Momento único. Mauro Caballero, en lo más alto del podio, acompañando al capitán Enciso que levanta la Copa 2002.

Foto: Archivo

Recordó la experiencia en Brasil y la definición por penales que le tocó repetir, por adelantamiento del portero rival del club gaúcho: “No es fácil la situación, la presión es indescriptible, esperar el lapso para reanudar el juego con mi remate de penal, no se dimensiona el tiempo que pasa, que fueron casi 40 minutos, y en ese momento a uno le entra la duda si hay que cambiar y volver a ejecutar en el mismo lugar y esa adrenalina hay que saber manejarlo”. Siguió detallando sobre su segundo remate: “En una situación así uno se hace más fuerte, decidí no cambiar y fue gol, después de mucho tiempo, y volviendo a ver la ejecución fui dándole importancia, porque en ese momento no se piensa en nada. Pero debo admitir que hubo un poco de inconsciencia, por lo que jugábamos y dónde jugábamos en la elección de mi remate, que por suerte en la segunda fue bien efectiva, a pesar de que el arquero volvió a adivinar el palo que elegí”.

BAÑO DE HUMILDAD. ”Recibimos un cachetazo en casa (derrota), se preparó la fiesta y terminamos abucheados y se vino una semana dura, con desajustes con el presidente (Osvaldo Domínguez), pero el grupo salió a apoyar a los compañeros más cuestionados y eso hizo que toque una fibra íntima del plantel, para enfocarnos en que se podía revertir la situación y nos comprometimos a dar todo por el último paso, así viajamos decididos a dejar todo sea cual sea el resultado final, vaciarnos en la cancha”, explicó acerca de la derrota como local ante el San Caetano por 0-1 en la primera final.

“En la previa en el vestuario nos dijimos de todo con el presidente y fue la inyección anímica que necesitábamos, a pocas horas de salir al estadio; ya no pensábamos en nada más que en solo ganar”, recordó Mauro a lo que agregó: “En Brasil lo del primer tiempo es mérito del rival (ganaba 1-0), fue mucho mejor y estiró la ventaja, pero nos quedaban 45 minutos. En el vestuario nos miramos nada más y nos dimos aliento, casi todos éramos gente experimentada y se entró con rebeldía, los llevamos por delante y así llevamos a los penales y en esa definición ya se notó la historia de uno y otro equipo”.

La historia lo ubica como el ejecutante del penal definitivo, el cuarto (fue victoria 4-2), luego de que el rival malograra dos penales: “Me tocaba el cuarto penal y se dio que sea el último de la definición, el estadio se caía por la presión y mirar ese sector de nuestro público en esos metros hasta el punto de remate fue inolvidable. Fue un penal de Copa y soy un bendecido por estar en ese momento cumbre”.

GRUPO FUERTE. Acerca de lo que fue esa exitosa aventura en el 2002, Mauro fue directo al explicar: “Éramos un equipo de mucho carácter, solidario y fundamental fue el trabajo de los profesores Carlos de León (PF) y Nery Pumpido (DT), que supieron congeniar a los compañeros. Nos hicieron entender lo que nos jugábamos y nos contagió de su estirpe ganadora y desde el día uno entendimos el mensaje”.

Con las maletas llenas de gloria, el plantel tuvo su regreso triunfal, con recibimiento heroico: “El regreso fue impresionante, no podíamos salir del aeropuerto, de la Villa, todo era una locura y entre ellos teníamos que preparar el clásico del fin de semana. Tuvimos la suerte de ganar (a Cerro) y poder festejar el título con nuestra gente”. Cerró su reflexión así: “Cuánto más pasa el tiempo crece en la emoción, por cómo se consiguió y lo difícil que es llegar a ese momento, fui un privilegiado por vivir eso”.

Una mirada hacia las gradas

“El hincha de Olimpia es especial, vive de una manera distinta, ya que a tres partidos de ser campeones de América perdimos en el torneo local y la gente ya nos empezó a reprochar y eso los jugadores deben entender, que en Olimpia no hay relajo y eso se debe inculcar ya desde las Formativas”, explicó Mauro Caballero acerca de lo que significa el mundo Olimpia.

“El simple hecho de estar en Olimpia debe ser motivador para el jugador, pero los tiempos cambiaron, ahora se preocupan por otras cosas que jugar por la camiseta. Antes teníamos la obligación de respetar al club y a la gente”, comenta.

Acerca del cruce por Libertadores ante el Flamengo, Caballero es optimista y lo argumenta: “Creo en este grupo y a nivel internacional tiene su peso el escudo de Olimpia. Los referentes deben transmitir eso a los más jóvenes, demostrar de que se puede, nada es imposible. Tal vez el rival tenga mayor presupuesto, pero cuando hay convencimiento todo puede cambiar, hay que sacar ese amor propio para conseguir la hazaña y seguir haciendo historia, como lo manda este gran club”, aseguró el cordillerano.

Los inicios de Mauro, un gran goleador que brilló en Olimpia

“Cuando llegué de Altos, vivía bajo la gradería del club, y allí tuve mis primeros pasos, entendiendo lo que significaba Olimpia. En esa época ya tenía a los campeones del 90, y mi primer DT fue Éver Hugo Almeida y nos dio todas las herramientas para los que llegamos del interior, y con ellos muchos pudimos llegar a cumplir el sueño del jugador”, rememoró Mauro.

El goleador decano además expuso: “Convivir con esa camada de jugadores como Amarilla, Monzón, Loco González, por citar algunos, era un sueño, ingresar siendo recambio, exigió mucho y cambió de entrada nuestra mentalidad, nos hizo jugadores de equipo grande, de entrar siempre a ganar”.

Acerca de su primer partido, Mauro apuntó: “Mi debut se dio en la Copa República y lo pude hacer con gol, y fue todo como un sueño, a partir de allí fue remar, a aprovechar las oportunidades y los grandes fueron guías para no desviarnos de nuestros objetivos”. “El convencimiento y las ganas de superación siempre marcan la diferencia, más allá de un buen físico, si en lo mental uno es fuerte va a llegar más temprano que tarde”, añadió.

CIFRAS. 4-2 ganó Olimpia en penales al São Caetano en la final de la Copa del 2002. Goles de Órteman, Enciso, López y Mauro. 7 goles anotó Mauro Caballero con la camiseta de Olimpia en Libertadores, desde la edición 1993 a laCopa del año 2004.

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