Según adelanta el portal especializado Cycling News, Lance Armstrong reconoce que “la única vez” en su vida que tomó hormonas de crecimiento fue en la temporada de 1996, precisamente, cuando le fue diagnosticado el cáncer.
“Hormonas de crecimiento y células. Cuando algo bueno necesita crecer, lo hace. ¿No tendría sentido que algo malo creciera también?”, se pregunta el texano.
Armstrong también reconoce en el documental que su primera experiencia con el dopaje se produjo “probablemente con 21 años”, lo que coincidiría en el tiempo con su victoria en el Mundial de 1993.