Estos enfrentamientos entre dos de los grandes equipos europeos -cada uno de ellos han levantado cinco veces ‘la orejona'- tienen una curioso trasfondo: el ganador de ellos, después ha sido campeón, bien de la extinta Copa de la UEFA o de la Liga de Campeones.
Así ocurrió en la Copa de la UEFA (1995-96) y en las Ligas de Campeones de las temporadas 2008-09, 2012-13 y 2014-15. En los cuartos de la Liga de Campeones 2008-09, el Barça de la excelencia batió sin paliativos al Bayern por 4-0 (doblete de Messi, Etoo y Henry) y convirtió la vuelta en un trámite (1-1). En la final de Roma, los de Guardiola se impusieron al United por 2-0.
Cuatro años más tarde (2012-13), ambos equipos se midieron en semifinales. Leo Messi estaba lesionado y en la ida quedó todo decidido después del 4-0. En la vuelta, el Bayern goleó por 0-3. En la final, jugada en Londres, los bávaros derrotaron al Borussia Dortmund por 2-1.
En la 2014-15, ambos equipos volvieron a medirse en la penúltima ronda y también todo quedó decidido en la ida. El recuerdo de aquel partido en el Camp Nou fue el regate que hizo Messi (autor de dos goles aquella noche) que acabó con Boateng en el suelo. Neymar cerró el marcador (3-0). En la vuelta ganó el Bayern (3-2). En el Olímpico de Berlín, los de Luis Enrique Martínez se impusieron 3-1 al Juventus.
También jugaron ambos las semifinales de la Copa de la UEFA (1995-96). En la ida, jugada en Múnich, 2-2; en la vuelta ganó el Bayern en Barcelona (1-2). Los alemanes derrotaron cómodamente en la final a doble partido al Girondins de Burdeos.
Ahora todos los pronósticos sitúan al Bayern como favoritos. Ha ganado 26 de los últimos 27 partidos, ha recuperado su esencia con Hans Flick como entrenador; Lewandowski, el olfato goleador, y los muniqueses la pinta de equipo ganador que había perdido con Niko Kovac.
Pero el Barça tiene a Leo Messi y ya le va bien que por una vez los focos estén en otra dirección. Será un partido determinante para el futuro de Quique Setién, pero sobre todo para el prestigio de la entidad, que puede quedarse en blanco después de doce años (2007-08). La anterior fue aquel Barça de Frank Rijkaard que Laporta borró de un plumazo tras acusar a la plantilla de “autocomplacencia”.