El técnico del Sportivo Luqueño, Eduardo Rivera, analizó la eliminación de su equipo en Copa Sudamericana y sumamente autocrítico le dio todos los méritos al Deportivo Cuenca.
Preciado sentencia la noche. Foto: EFE
En una jornada épica para los ecuatorianos, el fallo del paraguayo Luis Matto (24) dejó todo en los pies del delantero Edison Preciado (31), quien con un potente tiro colocado superó la resistencia del experimentado Bernardo Medina, sentenciando así la noche a favor de los locales.
Matto lamenta su malogrado tiro. Foto: EFE
Consumado el hecho histórico para “El Expreso Austral”, mote con el que denominan al club en cuestión, Preciado desenfundó un guante quirúrgico, lo calzó a la mano derecha y salió disparado a celebrar la hazaña con sus compañeros y el público en general.
La original gala de quien guarda una singular historia con la institución, puesto que en el 2003 llegó desde muy lejos, pernoctando varias ocasiones en la terminal de ómnibus de Cuenca, debido a que por entonces el club no tenía para pagarle la pensión, responde a la personificación de un asesino que opera sin dejar huella alguna.
Lo llamativo del caso es que tal festejo se vuelve a presentar en el plano continental 9 años después, cuando con un gol del mismo Preciado, el Cuenca logró su primera clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores. Fue tras vencer por la mínima a otro conjunto de camiseta auriazul, el Boca Juniors de Argentina, quien a su vez tenía en portería al guardametas: Roberto “El Pato” Abbondanzieri.
Por su parte, sepultado, el Sportivo Luqueño dijo adiós a otro certamen internacional, resignando unos 300.000 dólares americanos. Situación que invita a un profundo análisis dentro de la popular escuadra de la “República” que ahora, obligado a dar vuelta la página, medirá a Nacional, por la sexta fecha del Apertura, el próximo lunes 12 de marzo.