La posibilidad de que Boca Juniors levante la Copa Libertadores el 4 de noviembre ante Fluminense no existiría sin las manos salvadoras del guardameta Sergio ‘Chiquito’ Romero, héroe en la actual campaña.
El exjugador de Racing Club y Manchester United se ha erigido en la figura auriazul en la presente edición, pesadilla y sueño de su afición en los últimos años: hace un lustro jugó su última final, pero perdió ante el eterno rival, River Plate. Ahora, está en condiciones de igualar el récord del ‘Rey de Copas’, Independiente.
Campeón mundial sub-20 en 2007 y olímpico en 2008, y ganador de una Liga Europa con Manchester United en 2017, Romero es uno de los principales responsables de que Boca sea el equipo menos goleado en su camino a la final y el poseedor de la clave para atajar penaltis, el arma secreta que ha llevado a su equipo hasta el duelo en el Maracaná.
La estadística de su carrera -transcurrida entre Argentina, Países Bajos, Italia, Francia e Inglaterra- indica que consigue atrapar uno de cada cuatro penaltis que le lanzan, lo que le sitúa entre los mejores del mundo en el duelo de los 11 metros.
Pero en Boca elevó esos números al 46 %, con 12 de 26 detenidos.
En la actual edición de la Libertadores, Boca superó tres tandas para pasar de ronda (octavos, cuartos y semifinales) gracias al de Misiones, que contuvo seis lanzamientos y superó, con ello, a dos guardametas legendarios del club: el colombiano Óscar Córdoba y Roberto ‘el Pato’ Abbondanzieri, que sumaban cinco en una campaña.
Esta especialidad no es algo nuevo en su currículum. En la memoria argentina quedará para siempre la semifinal del Mundial de Brasil 2014 que la Albiceleste ganó por 4-2 en tanda de penaltis a Países Bajos tras 120 minutos de juego.
También ha sido clave esta temporada en la Copa Argentina, donde los de La Ribera se impusieron a Almagro y Talleres por esta vía, y ya se encuentran en semifinales del torneo.
Su confianza llega hasta tal punto que tranquiliza a sus compañeros cada vez que los jugadores tienen que cumplir en la definición. “Hoy no arriesgué mucho, dije que iba a atajar el primero, que es el que te da tranquilidad para patear”, contó Romero tras finalizar la serie de octavos de final.
Pero no todo se reduce a su condición de atajador de penaltis, también es un portero que se torna protagonista en diversos momentos dentro del tiempo reglamentario. Paradas como las que hizo ante Rony y Endrick frente a Palmeiras en las semifinales también han sostenido a Boca.
Algo que caracteriza al ‘Chiquito’ es que es un hombre apasionado. Y esa emoción no se reduce sólo a la pelota, ya que nada más regresar a Buenos Aires tras alcanzar el pase a la final, el portero fue directo hacia la emisora ‘La 100' para sorprender a su esposa, Eliana Guercio, quien trabaja allí y le recibió entre lágrimas.
El jugador de 36 años entiende a la afición del popular club y sabe lo que significa el partido del 4 de noviembre.
“Al hincha de Boca le digo que confíe. La gente vino a apoyar. Vamos a ir por todo y vamos a entregar la vida para conseguir el objetivo”, comentó tras el triunfo sobre Palmeiras gracias a sus manos salvadoras. EFE