Djokovic, pese a que sentenció por la vía rápida, se mostró descontento con la actitud del público, que apoyó sin contemplaciones a su rival.
Al término del encuentro, Djokovic explotó contra la grada. “Para todos los que me habéis respetado, buenas noches. Para los que no, buuuuuenas noches. Sé que apoyabais a Rune, pero sé también que solo era una excusa para abuchearme”, dijo el serbio en la entrevista a pie de pista.
A pesar de sus siete títulos en Wimbledon, Djokovic nunca ha sido el favorito de la afición inglesa, que ya le dejó a un lado en la final de 2019 contra Roger Federer, en la que la gente, sin contemplaciones, aplaudía sus errores.
“Llevo en el circuito durante más de veinte años y me sé todos los trucos. No pasa nada, me concentro en la gente que me respeta y que ha pagado la entrada para verme. He jugado en ambientes muchos más hostiles. No podéis hacer nada”, recriminó el serbio.
En lo estrictamente deportivo, Djokovic sentenció en tres sets ante un Rune endeble y muy lejos de lo que lleva años prometiendo. Aun así, el serbio, que no sufrió una sola rotura en todo el encuentro, tuvo un par de contratiempos. Primero, se fue al baño en el segundo set de emergencia, sin especificar las razones, y segundo, en el tercer set sufrió un par de malos movimientos y caídas que pusieron en peligro su rodilla, operada del menisco hace poco más de un mes.
El serbio, que finiquitó el trabajo en dos horas, se enfrentará en sus cuartos de final número 60 en Grand Slam (15 en Wimbledon), a Alex de Miñaur, que venció en cuatro sets a Arthur Fils. El australiano, pese a un percance que sufrió en la cadera en la recta final de partido, aseguró estar listo para los cuartos.
Djokovic lidera el cara a cara contra De Miñaur, con dos triunfos -en el Abierto de Australia en 2023 y en Montecarlo en 2024-, por una victoria del australiano, en la United Cup del año pasado. EFE