El actual vicepresidente de la entidad ‘xeneize’ confirmó su lista ayer -fecha límite para presentarla- y este miércoles publicó su primer spot de campaña, en el que hizo un balance de estos cuatro años de gestión (2019-2013) y numerosos aficionados imitan el famoso gesto del dibujo animado ‘Topo Gigio’ que en las canchas popularizó Riquelme, para concluir con un mensaje y la silueta del 10: “Soy bostero”.
Su número 2 será el presidente vigente, Jorge Ameal, y con ello se confirma que sólo habrá dos listas para aspirar a la Presidencia de la entidad de La Ribera.
El pasado lunes, el otro candidato a presidente, Andrés Ibarra, había confirmado la presencia como aspirante a vicepresidente del expresidente argentino Mauricio Macri (2015-2019), quien ya dirigió la entidad auriazul entre 1995 y 2007, la época más exitosa del club a nivel de títulos.
La curiosidad de esta elección se da precisamente en las posturas encontradas entre dos de las figuras más importantes en la historia reciente del club.
Por un lado, Riquelme, ídolo para los aficionados, ganador de tres Copas Libertadores y una Intercontinental, pero muy criticado por su gestión en la actual directiva; por otro, Macri, dirigente de una época dorada, con casi 20 títulos en 12 años (entre ellos 4 de las 6 Libertadores que lucen en sus vitrinas), en los que brillaron jugadores como el propio 10 o Carlos Tévez y un técnico ganador como Carlos Bianchi, pero que recibió denuncias por las presuntas conexiones entre política, fútbol y violencia.
Precisamente, sobre esto último, Riquelme llegó a decir en una reciente entrevista con Radio 10 que los socios debían decidir el 2 de diciembre entre “seguir teniendo un club de fútbol o que lo usen para hacer política”.
No hay que olvidar que Macri salió en 2007 de la directiva de Boca Juniors directo a su carrera política, primero local como alcalde de Buenos Aires (2007-2015) y después nacional como presidente de Argentina (2015-2019).
Por el lado contrario, el exmandatario acusa a Riquelme de gestionar el club como si fuera “el patio de su casa”, contando con su hermano Cristian como un referente de la entidad sin que nadie lo haya votado o elegido para nada, y se mostró contrariado por las declaraciones del exfutbolista.
“Duele porque él estuvo en el club y sabe que mi única prioridad siempre fue Boca. Yo jamás puse un cartel y siempre tuve claro lo que era lo correcto. Mi trabajo es transparente, ordenado, no autoritario”, comentó Macri el pasado lunes, durante su ratificación como aspirante a vicepresidente de Boca.
Entre los deseos del exdirigente, como afirmó este miércoles en SuperDepor Radio, estaría fichar como técnico al actual entrenador del Platense y también antigua gloria auriazul, Martín Palermo, ganador de dos Libertadores y una Sudamericana, entre muchos otros títulos.
Lo cierto es que el club no volvió a ganar un título continental desde la Recopa Sudamericana 2008, aunque su última Libertadores fue en 2007. Desde entonces, jugó tres finales del máximo torneo de clubes en América y las perdió: la de 2012 ante Corinthians; la de 2018, la más dolorosa, contra el eterno rival, River Plate; y la más reciente, el pasado 4 de noviembre, contra Fluminense.
La gran carta que esperaba jugar Riquelme, quien apostó fuerte por el fichaje del uruguayo Edinson Cavani para dar entidad al equipo con vistas a la Libertadores 2023, era lograr la Séptima para la entidad de La Ribera. Pero no pudo obtenerla.
A nivel local sí ha sumado títulos, pero esta temporada sigue pendiente de rubricar su billete a la Libertadores 2024, lo que, sin duda, influirá mucho en los ánimos de los votantes.
Noventa y ocho mil socios están llamados a las urnas para elegir el 2 de diciembre si se mantiene la misma directiva, aunque con los lugares cambiados y el gran ídolo Riquelme como presidente, o si busca un cambio mirando al pasado con el expresidente Macri como número 2 y otro político, Ibarra, al frente de la entidad. EFE