Mientras luce capacidad financiera y recursos, con el debut del trepidante Kvicha Kvaratskhelia, el París Saint Germain se mueve sobre el terreno con una inestabilidad preocupante, como un equipo imprevisible y poco fiable, al que le costó concretar sus contadas ocasiones, que concedió un 1-1 inconcebible y que empató con el Reims en el Parque de los Príncipes tres días después de ganar al Manchester City.
Transcurrido más de medio curso ya, es la realidad del líder de la liga francesa, que no tiene excusa. En su país no tiene realmente rival que pueda comprometer su condición de favorito a todo, porque al Marsella aún no le alcanza para discutir su primera posición, pero no convence el PSG, ni siquiera con su nueva estrella, el extremo internacional georgiano, dentro de una constelación poco resplandeciente en esta campaña. Sólo luce a veces.
Revolucionado su once (no jugaron de inicio ni Hakimi ni Marquinhos ni Vitinha ni Joao Neves ni Barcola respecto al revitalizante triunfo del pasado miércoles por 4-2 ante el Manchester City en la Liga de Campeones), el estreno de su flamante fichaje invernal, Kvicha Kvaratskhalia, fue prometedor. El extremo izquierdo comenzó su rodaje en Paris.
Aún necesita trabajo, adaptación y tiempo. No es fácil un sistema tan exhaustivo como el de Luis Enrique. Pero sus cualidades parecen perfectas para todo lo que quiere el entrenador en el vigente campeón francés. Es rápido, desbordante, intenso, valiente... Un plus más para un grupo al que le sobran recursos, millones y futbolistas de las mismas características.
También para remediar la irregularidad por la que se mueve el PSG. La acción del 1-0 en el inicio del segundo tiempo fue suya. Una jugada muy de su estilo. Desde el flanco zurdo hacia dentro, sorteando trepidante rivales, conectado con una pared y asistente del tanto que culminó Ousmane Dembele con el rebote decisivo en un rival para terminar en la red.
El equipo parisino es descontrol en sus encuentros. No es una buena señal tan avanzada como está la temporada, por mucho que su liderato sea inabordable. En su presión, en su verticalidad, en su obsesión ofensiva, hay grietas constantes. En el medio campo, en la defensa y más. Cuando un adversario es capaz de sobrepasar sus mecanismos, Donnarumma aparece como único obstáculo, tan expuesto y tan vulnerable.
Tampoco demuestra la superioridad que sí existe sobre el papel, en la nómina de jugadores de uno a otro equipo. Tiene ocasiones, sí, pero ni tantas ni tan expresivas ni tan elaboradas como desprende su liderato incontestable y el decimotercer puesto con el que empezó la jornada su rival de este sábado, el Reims.
No fue concluyente en la primera parte el París Saint Germain, especialmente Gonçalo Ramos. Fichado hace dos años como goleador (tras marcar 27 tantos con el Benfica en 2022-23), a cambio de unos 65 millones de euros, sus registros no han alcanzado la dimensión esperada en el conjunto parisino. La pasada campaña anotó 14 goles, la actual lleva seis y este sábado le faltó la pegada que se espera de un ariete de su nivel.
Cierto que el portero Diouf tuvo su mérito, tal y como sacó la pierna en una de las oportunidades, tanto como falló el atacante portugués en un pase atrás posterior de Kang In Lee. También intervino el guardameta, para repeler su remate justo contra el poste, pero es una ocasión que debe ser gol sí o sí. Además, añadió un cabezazo demasiado alto.
El inicio de la segunda parte, con el citado gol de Dembele a pase de Kvaratskhelia, le dio al PSG el gol que no había sido capaz de marcar antes Gonçalo Ramos en toda la primera mitad. No fue la tranquilidad, en cualquier caso. Porque el campeón francés también reincide en lo inexplicable, en cómo complicarse un encuentro en cuanto marca el 1-0.
No es normal la facilidad con la que el Reims lo empató, ya en el minuto 56. La forma en la que Ito se marchó por la banda, la sencillez solitaria con la que Munetski, ya dentro del área, cedió el balón atrás para la llegada de Nakamura, al que no incordiaba nadie. Se acomodó y remató con la derecha con un Donnarumma batido. Un gol en contra impropio del nivel que se le presupone al PSG, con concesiones inconcebibles si quiere ganar algo fuera de Francia.
El PSG lanzó su ofensiva final, creó nuevas ocasiones, Luis Enrique recurrió a Marco Asensio, con minutos después de ocho encuentros consecutivos sin jugar por decisión técnica, y no pasó del empate, inestable, imprevisible, vulnerable y aún lejos de su dimensión, incluso después de pagar 75 millones de euros por Kvicha Kvaratskhelia.
- Ficha técnica:
1 - París Saint Germain: Donnarumma; Zaire Emery, Beraldo, Lucas Hérnández (Pacho, m. 60), Nuno Mendes; Fabián Ruiz, Kang in Lee (Vitinha, m. 60), Doue; Dembele (Barcola, m. 60), Gonçalo Ramos (Mayulu, m. 73), Kvaratskhelia (Marco Asensio, m. 83).
1 - Reims: Diouf; Akieme, Kipre, Buta, Patrick (Sangui, m. 68), Atangana Edoa, Teuma (Salama, n. 64), Munetsi, Diakite (Diakhon, m. 64), Nakamura, Ito (Sekine, m. 93).
Goles: 1-0, m. 47: Dembele. 1-1, m. 56: Nakamura.
Árbitro: Hakim Ben El Hadj. Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Lucas Hernández (m. 35) y Barcola (m. 93) y a los visitantes Akieme (m. 4) y Diakhon (m. 85).
Incidencias: partido correspondiente a la decimonovena jornada de la Ligue 1 francesa, disputado en el estadio Parque de los Príncipes de París ante unos 40.000 espectadores. EFE