08 dic. 2025

Gustavo Alfaro y la transformación de la Albirroja

Desde su llegada a la selección paraguaya en agosto de 2024, el entrenador argentino Gustavo Alfaro orquestó una notable transformación, la que ahora se corona con una clasificación al Mundial 2026.

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Alfaro y su familia en Sajonia.

Foto: José Bogado - Última Hora

El cambio de la Albirroja bajo su mando fue visible en múltiples aspectos y no se limita a un mero relevo de nombres en lo estrictamente fubolístico, sino que abarca aspectos tanto estadísticos como elementos más intangibles y profundos del juego y la mentalidad de un equipo que, poco antes, había sido criticado y vapuleado por los medios y los hinchas.

Hay aspectos tangibles y otros intangibles pero no menos cruciales en el paso de Alfaro al frente de la Albirroja. Algunos de son:

Estadísticas al alza. Su huella es evidente en cuanto a los números. Fue el tercer entrenador contratado en estas Eliminatorias Sudamericanas. En seis partidos dirigidos en esta misma campaña entre Guillermo Barros Schellotto y Daniel Garnero (dos y cuatro, respectivamente), ambos lograron conseguir solamente cinco puntos. Por su parte, Alfaro consiguió veinte puntos con los de anoche. La seguidilla de puntos cosechados apenas llegó fue decisiva.

El invicto de local. El equipo se mantuvo invicto hasta la caída contra Brasil en el anterior juego. Sumó puntos valiosos de visitante contra selecciones de gran nivel como Uruguay y Ecuador, pero sobre todo lo que la selección de Alfaro consiguió es volverse inexpugnable en el Defensores del Chaco, como en los viejos tiempos, logrando victorias sonadas sobre Brasil y Argentina, por ejemplo. Hasta ahora la Albirroja no conoció la derrota en Asunción bajo el mando del nacido en Rafaela, Santa Fe, en 1962.

Solidez defensiva como base. Otra cuestión que ha sido recuperada es la tradicional solidez defensiva paraguaya. Ahora se tiene un equipo con orden y disciplina táctica. Sobre todo, regresó el imperio del juego aéreo, en arco propio y ajeno. Después de Ecuador y Argentina, la paraguaya es la selección que menos goles encajó (10). Por otro lado, hay una versatilidad táctica en Alfaro que le ha dado resultado, pues sus formaciones variaron entre el 4-2-3-1 y 5-4-1, a veces con 3-4-3, teniendo a la defensa como base fundamental. El nivel de jugadores como el ya histórico Gustavo Gómez y le mejor defensor paraguayo en el exterior, Omar Alderete, es superlativo.

Recuperación del “ADN” y la mentalidad ganadora. Por encima de las estadísticas y los números en las formaciones, el impacto de Alfaro en Paraguay se percibe en aspectos que van más allá del campo de juego. La recuperación de la identidad está en el centro de las cosas intangibles logradas. El “ADN paraguayo” resurgió de una manera que es psicológica e histórica: La garra, la entrega incondicional, sobre todo en los momentos difíciles, caracterizan a la Albirroja de Alfaro. Fue capaz de mostrar resiliencia, de recuperarse y dar vuelta partidos.

Gestión de grupo y motivación. En este sentido, Alfaro logró conectar con los jugadores, los reconectó entre ellos mismos y, en la misma sintonía todos, diseminaron una mentalidad ganadora. En sus propias palabras, Alfaro busca que el equipo apueste “al éxito y no al fracaso”. Invitó a los jugadores a creer en la posibilidad de la clasificación a un Mundial. Posado sobre esa idea, cohesionó al grupo. Jugadores como Antonio Sanabria, Diego Gómez y Miguel Almirón salieron potenciados bajo su dirección, rindiendo a un nivel siempre alto, sobre todo este último. Lo cual no de ja de tener su lado simbólico para el grupo: es, junto con Gómez, un referente histórico del grupo albirrojo.

Reconexión con la afición. Finalmente pero no menos importante, la era de Alfaro devolvió una ilusión realista al pueblo paraguayo, basada en algunos de los elementos citados más arriba, Luego de resultados yba y oitra vez frustrantes, la gente cree de vuelta en su selección, dando toda esa muestro de cariño y colorido francamente únicos.

Las muestras de cariño hacia el entrenador y el entusiasmo de la afición son una prueba de que Alfaro logró reconstruir un vínculo emocional que se había roto. Él mismo es consciente y reconoce esto. Se ha mostrado conmovido por esta experiencia en Paraguay y ha logrado conmover a toda la afición. Literalmente, Paraguay “le rompió la caparazón de protección” que tenía, como dijo antes del partido de esta noche.

Disciplina, mentalidad ganadora, cohesión, entre otras cosas, transformaron la realidad de un equipo y de un país entero detrás de él.

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