Cerro Porteño estuvo lejos de poder en La Nueva Olla contra el poderoso Palmeiras, que goleó por 3-0 para hacer desvanecer casi por completo la ilusión del conjunto paraguayo ya en la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores.
Luego de un primer tiempo sin agresión, Rony marcó el doblete en el complemento en cuestión de 10 minutos. Murilo dio el golpe de nocaut. La revancha, que será a contracorriente para el Ciclón, será el 6 de julio en el Allianz Parque de São Paulo.
EL PARTIDO. Francisco Arce tomó sus recaudos, pobló el medio con cinco volantes dejando como único punta a Braian Samudio, uno de los dos refuerzos para esta serie.
Sin Federico Carrizo, otra de las caras nuevas, Marcelo Moreno Martins y Alfio Oviedo, el elenco azulgrana se paró con un nueve falso, como puede considerarse al que llegó del Toluca mexicano.
Capitaneado por Ángel Cardozo Lucena ante la ausencia de Juan Patiño, el Ciclón comenzó arrinconado en Barrio Obrero, pero una vez que se soltó de ese acoso inicial enredó al conjunto visitante para llevar algo de peligro hacia la portería de Weverton.
A los 10 minutos del primer tiempo, una trepada de Alberto Espínola dejó a posición de disparo a Alan Benítez, quien estrelló el balón en el cuerpo de Marcos Rocha. Fue el mejor ataque del primer lapso, ya que después solo se aproximó con una chilena fallida de William Riveros.
Muy chato y largo resultó la presentación sobre el césped, porque el bicampeón continental se sintió cómodo con el trámite y solamente exigió con alguna corrida de Rony sin alterar a Jean Fernandes. Nada más. Con el 0-0, bien justificado, se produjo el descanso.
El complemento fue más enérgico, Cerro Porteño volvió a mostrar sus colmillos en la ofensiva con Lucena, que se llevó con el pecho y envió un potente tiro que salió afuera (48 m). Fue solo un espejismo.
La respuesta de Palmeiras no se hizo esperar para imponer su superioridad dictatorial, hasta el final. A los 51 minutos Gustavo Gómez logró desviar un centro aéreo, luego salió a pedir con vehemencia un empujón de Alexis Duarte, que no tuvo ni revisión del VAR.
El crecimiento del elenco brasileño era evidente. Acarició el tanto de apertura con Raphael Veiga y Danilo, pero Jean no permitió gracias a una doble atajada espectacular (58 m). No obstante, en la siguiente jugada ya nada pudo hacer ante el ingreso en soledad de Rony, que marcó de cabeza a la hora del compromiso.
El mismo delantero asestó otro golpe de nocaut a los 69 minutos al finalizar una gran jugada colectiva, que necesitó de la ayuda del VAR para ser validado.
Con el 2-0, Chiqui metió a Alfio Oviedo y Moreno Martins, pero los delanteros estuvieron lejos de achicar la diferencia.
El tercer tanto fue nuevamente del Palmeiras, que metió ahora sí el golpe mortal por intermedio de Murilo a tres minutos del final para causar decepción en el corazón del pueblo azulgrana.