Lo que parecía imposible, lo consiguió Murray en dos horas y 27 minutos, y después de haber librado dos durísimos partidos antes. En cuartos contra el rumano Marius Copil (6-3, 6-7 y 6-4) en dos horas y 35 minutos, y en semifinales luego al francés Ugo Humbert, (3-6, 7-5 y 6-2) en dos horas y 22 minutos.
“Significa mucho para mi, sobre todo despues de los problemas que he tenido en los últimos años. Ha sido un gran partido. Stan ha jugado increíble, los dos diría yo”, acertó a decir el de Dunblane tras contener las lágrimas y sobre la pista. “No esperaba esto y por eso estoy muy feliz”, dijo el británico que se va de Bélgica con buenas sensaciones, ya que ganó la Copa Davis también en este país, hace cuatro años. “Estoy muy orgulloso de lo que he hecho esta semana”, comentó el jugador de 32 años que en el inicio de esta temporada tras perder con el español Roberto Bautista incluso dudó si podría volver a jugar e insinuó que se retiraría en Wimbledon.
Lo hizo en su vuelta en el torneo de Queen’s donde ganó el título de dobles con el español Feliciano López y después incluso llegó a jugar el challenger de Mallorca. Este domingo volvió a disfrutar con la victoria y el reconocimiento del público y de su rival.
“Todo el tenis, incluido yo mismo estábamos muy tristes después de lo de Australia”, dijo Stan recordando cuando Murray dudó incluso en dejar el tenis. “Eres un grandísimo jugador”, añadió el suizo que también sabe lo que es el dolor y que ha sufrido de rodilla y en un pié.
Padre de dos hijos y esperando su mujer el tercero, Murray bromeó en la pista al señalar que debía salir corriendo. “Estamos esperando el tercer hijo, mi familia se está haciendo grande, y debo salir deprisa”, comentó para recordar el apoyo de su mujer, “eso me motiva”, añadió.
Murray, situado esta semana en el puesto 243 del mundo, no ganaba un torneo desde hace dos años, cuando venció en la final de Dubai al español Fernando Verdasco, cuando era número uno del mundo. Con su victoria en Amberes se ha convertido en el jugador de ránking más bajo que se hace con un torneo ATP, desde el español Pablo Andujar (355) cuando ganó el de Marrakech el año pasado.