Luego de pasar la calle que guarda el nombre del ídolo más contemporáneo, Diego Milito, y un pasaje más (Mozart o Cobartta), se llega por un lado a la gigantesca casa de Racing. Adornada con imágenes de sus héroes más excelsos, como Miguel Ángel Mori, se encuentra dominada dictatorialmente por los colores blanco y celeste.
Ahí se levanta majestuoso el Cilindro, como es conocido popularmente el Presidente Perón. No obstante, según cuenta la historia pudo erigirse en la década del 40-50 en el barrio Retiro, a algunos kilómetros, pero los dirigentes de la época decidieron quedarse en Avellaneda, a menos de 300 metros de la sede de su rival deportivo por excelencia, el Independiente.
Sin embargo, nada pudo haberse hecho, en 1946, sin el decreto del Poder Ejecutivo mediante el cual se le prestaba al club 3 millones de pesos para hacer realidad el objetivo de construir “su gran estadio”, abierto oficialmente cuatro años después. Debido a esta ayuda financiera, y como gesto de agradecimiento, bautizaron el escenario con el nombre conocido actualmente: Presidente Perón.
El reducto de la Academia, empujado por la ley de la evolución, sufrió varias remodelaciones hasta encontrar su forma definitiva para aprisionar la fuerza de más de 50.000 espectadores.
El club, de Mostaza Merlo, Gustavo Costas, Alberto Ohaco o del recordado guaraní Delfín Benítez Cáceres, llegó a acoger partidos contra equipos como Bayern Múnich durante la inauguración de las nuevas torres de iluminación (1966) y ante Celtic en el marco de la Copa Intercontinental (1967), tiempo en que despuntaba su grandeza.
En la actualidad es un símbolo del fútbol argentino. Adorna el panorama una estatua de Gardel, el mago del tango, arriba el famoso Obelisco, que se levanta en el cielo y se instala en uno de sus costados, y el techo traslúcido, que cubre gran sector de las tribunas.
Como cualidad principal, este coliseo ofrece una vista excepcional para el aficionado y una visión clara desde cualquier ángulo de la cancha.
En este terreno, Libertad se presentará este miércoles frente a la Academia con la misión de defender la ventaja mínima conseguida en Asunción hace una semana y avanzar a las semifinales de la Copa Sudamericana.
En caso de una victoria o una igualdad (por cualquier marcador), el Guma desintegrará el posible clásico de la ciudad, que solo la mitad de Avellaneda quiere.