El conjunto dirigido por Lionel Scaloni aún piensa en la dolorosa, y para ellos injusta, derrota en las semifinales ante Brasil por 2-0 en el estadio Mineirao de Belo Horizonte.
Las críticas a la actuación arbitral del ecuatoriano Roddy Zambrano, señalado por el astro Lionel Messi y hasta por la propia Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que presentó sus quejas formalmente a la Conmebol, aún colean en la concentración albiceleste.
Messi y compañía pretenden ahora transformar el desconsuelo por no estar en la final del Maracaná, en rabia y motivación para enfrentarse en el Arena Corinthians de Sao Paulo a Chile, selección con la que tienen varias cuentas pendientes.
La Roja fue su verdugo en las finales de la Copa América de Chile 2015 y Centenario 2016, en Estados Unidos.
En ambas ocasiones, los argentinos cayeron en la tanda de penales y el golpe fue tan fuerte, pues en la memoria aún estaba la derrota en la final del Mundial de Brasil 2014 frente a Alemania, que el camisa 10 renunció a la selección temporalmente.
Tres años después, la sequía de un gran título -desde la Copa América de 1993 no levantan uno- continúa, aunque las sensaciones en este final de Copa América no son tan deprimentes.
El equipo ha ido de menos a más en la competición y empieza a formarse un grupo ilusionante.
Argentina comenzó el certamen con una derrota contra Colombia (0-2), empató con Paraguay (1-1), cumplió ante Catar (2-0), superó a Venezuela en cuartos (2-0) y en las semifinales frente a Brasil mostraron su mejor versión, solo no les acompañó el resultado.
Los titulares habituales están dispuestos a seguir con esa evolución en la final de consolación, aunque al técnico Scaloni no le será posible repetir el once que dominó a la Canarinha.
Dos cambios serán obligados por sanción, los de Marcos Acuña y Lautaro Martínez.
En el lugar del delantero del Inter de Milán parece casi segura la presencia de Paulo Dybala, mientras que por el centrocampista del Sporting de Lisboa hay dudas sobre si le sustituirá Giovani Lo Celso o Ángel Di María.
Las sensaciones son radicalmente distintas en Chile, donde aún se buscan explicaciones al inesperado revés por 0-3 contra Perú que les dejó sin la posibilidad de luchar por la triple corona consecutiva.
El entrenador colombiano Reinaldo Rueda apuntó una de ellas al afirmar que jugaron la semifinal “pensando más” en la final del domingo en el Maracaná.
Una muestra de soberbia que puede haber puesto el punto final a la generación de oro de la selección chilena, cuyos principales baluartes superan ya los treinta años de edad.
La ilusión es mínima para intentar el bronce en el Arena Corinthians, al menos para uno de sus líderes, Arturo Vidal, quien llegó a afirmar tras el partido contra Perú que el duelo con Argentina “no tiene ninguna importancia”.
El centrocampista del Barcelona es, además, duda por unos dolores en el tobillo, al igual que Gary Medel, quien arrastra unas molestias musculares.
También está renqueante el lateral Jean Beausejour, aunque está dispuesto a arriesgar ante Argentina en el que podría ser su último partido con la selección, un síntoma más del fin de ciclo que se avecina en la Roja.