Mihaylov, que había negado en las ultimas horas su intención de dimitir, acabó cediendo y presentará su renuncia el próximo viernes ante los miembros de la Comisión Ejecutiva de la federación.
“La decisión es resultado de las tensiones creadas en los últimos días, que provoca daños al fútbol búlgaro y a la Unión”, reza un comunicado del organismo rector del fútbol búlgaro.
El Gobierno búlgaro había exigido este martes su dimisión tras el encuentro entre Bulgaria e Inglaterra (0-6), disputado anoche en Sofía, que fue interrumpido dos veces por el árbitro debido a las ofensas racistas de parte del público local.
“Después de los incidentes de ayer, el primer ministro (el conservador Boiko Borisov) ordenó que se cancelasen todas las relaciones entre el Gobierno, incluidas las financieras, hasta la dimisión del presidente de la Unión Búlgara de Fútbol”, anunció el ministro de Deporte búlgaro, Krasen Kralev.
Los ultras búlgaros realizaron saludos nazis, profirieron insultos racistas y agitaron camisetas con el lema No Respect.
Mihaylov accedió al cargo en 2005 y bajo su mandato la selección búlgara no logró clasificarse a ninguna fase final de la Eurocopa ni el Mundial.