Carlos Humberto Paredes se ganó el respeto de la afición. Fotos: Rubén Alfonso/Última Hora.
Pocas cosas en esta vida no se pueden comprar ni con todo el dinero del mundo. Una de ellas, sin duda, es el respeto. Y Carlos Humberto Paredes se ganó no solo el de los olimpistas, sino el de todo el pueblo futbolero paraguayo, que recuerda cómo dejó sus mejores años defendiendo la gloriosa casaca albirroja. Hoy, en Olimpia, los hinchas franjeados no se olvidan y son agradecidos.
Iban 84 minutos en Sajonia, Olimpia era en 7 juegos el primero en frenar a Nacional, por lo menos le estaba sacando un empate (2-2) al puntero del torneo, que venía de 7 victorias consecutivas, al equipo imbatible del Apertura. Era un equipo franjeado alternativo y los hinchas presentes festejaban en las gradas, el equipo B de Olimpia le sacaba 2 puntos al virtual campeón.
El gol en contra de Paredes dio la victoria a Nacional.
Pero ese minuto, el 84, fue trágico. Nadie iba a pensar que el “Señor de la Media Cancha”, hoy haciendo de defensor, iba a clavar un gol en su propio arco. Festejo tricolor, para tocar cada vez más la gloria.
La tristeza de Paredes se reflejaba en la cancha, el jugador no podía creer lo que le acababa de pasar y quedó tirado en el suelo; a sus 36 años, y tras jugar Italia y Portugal, parecía un niño triste que no quiere ceder un solo punto, un solo gol, ni siquiera en un partido de barrio.
El “Señor de la Media Cancha” no podía creer lo que le acababa de pasar.
Pero desde lo más alto del Defensores, desde sus gradas, llegó el apoyo incondicional de los franjeados que no olvidaron los 6 títulos que les regaló (1995, 97, 98, 99, 2000 y 2011) y que un gol en contra obviamente no iba a cambiar lo que piensan de él y el lugar donde lo ubican.
"¡Paredes, Paredes, Paredes…!”, gritaban los hinchas. Sus compañeros lo levantaron y él siguió, cabizbajo, pero agradecido con los hinchas que lo llenaron de apoyo. Respeto.
Con el apoyo de sus compañeros y la hinchada, Paredes se levantó.