Una final memorable, con condimentos para calificar como una de “las mejores de la historia” y como todo cuento épico, tuvo sus héroes y villanos. Dos de los protagonistas de la jornada fueron Dibu Martínez y Kolo Muani.
El jugador francés, que había ingresado en el primer tiempo por Ousmane Dembélé, tuvo en la última pelota del partido, a los 120 minutos, la posibilidad de hacer el cuarto y darle el título a Francia. El equipo argentino quedó desacomodado, definió y los jugadores en el banco corrieron a festejar, pero Emiliano Martínez se hizo grande y el balón le terminó pegando en la pierna izquierda.
Esa salvada permitió a Argentina llegar con vida a los penales, donde nuevamente Dibu se hizo gigante para desviar el disparo de Kingsley Coman.
Al final Argentina venció a Francia en la tanda de los penales y con eso se consagró campeón del mundo luego de 36 años.