Forzó para estar disponible en el partido más importante de Estados Unidos en 20 años, pero Christian Pulisic perdió la primera de las dos grandes oportunidades que le dará el fútbol de selección.
El extremo del Chelsea, mucho más protagonista en su selección que en su club, terminó desesperado por la impotencia de ver a Países Bajos por delante en el marcador y sobando la bola. El ’10' solo corría detrás de ella, una tarea ingrata para dicho dorsal.
Ese era el castigo a su falta de puntería, a un terrible error que cometió en la primera parte, cuando los neerlandeses ya iban por delante pero aún les quedaba un mundo para verse ganadores.
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En un mano a mano a los 12 minutos, en el que armó la zurda y le pegó sin excesiva precisión, se encontró con la pierna izquierda de Andries Noppert, que hizo una parada más habitual en fútbol sala. Hubo una ligera mirada al linier, esperando ver la bandera arriba para que un fuera de juego tapara su culpa, pero no.
Pulisic acababa de desperdiciar una ocasión de 0.42 xG (goles esperados, estadística que mide la probabilidad de que un tiro acabe en gol). Es decir, de 0 a 1, esa ocasión tenía un 42 % de posibilidades de marcarse. Para hacerse a la idea de la magnitud del fallo hay que tener en cuenta que un penalti tiene un xG aproximado de 0.7.
El fallo marcó al ’10' y el partido. Pulisic agachó la cabeza y siguió intentándolo, pero ya no caería en sus pies un regalo como ese. Apenas un disparo desde la frontal raso a las manos de Noppert y un par de faltas colgadas que no encontraron rematador.
Se resarció con una asistencia a Haji Wright que elevó las esperanzas de los estadounidenses durante apenas cinco minutos, hasta que cayó el tercero de Dumfries y el partido se acabó.
Así, mientras Holanda se regocizajaba en su victoria, se le fue la primera oportunidad a Pulisic y a una generación estadounidense cocinada para por fin competir contra los mejores. Los americanos se quedan a un paso de los cuartos de final, como ya les ocurrió en Brasil y Sudáfrica, y no podrán igualar los cuartos de final de 2002. Tampoco el tercer puesto de Uruguay 1930.
Ahora su objetivo es su Mundial, el que coorganizarán con Canadá y México en cuatro años y al que Pulisic llegará con 28 y en plenitud de condiciones. Más asentado en Europa, no porque lleve pocos años ahí -llegó con 15 al Borussia Dortmund-, sino porque en el Chelsea su progresión se ha frenado.
Cada año juega menos y este solo ha sido titular en cinco ocasiones. Un cambio de aires quizás sea la solución para que el mejor estadounidense, ese al que llaman el “Lebron James del Soccer”, sí despunte dentro de cuatro años.