Robert Lewandowski quedó impotente y sin opciones ante la selección francesa que continúa con su proyecto de revalidar el título bajo el impulso de un bloque poderoso y de Kylian Mbappe.
No logró Polonia dar la sorpresa ni Lewandowski ofrecer el pretendido duelo de ‘cracks’ junto a Mbappe, con el que bromeó al acabar el partido con una cara de resignación, aunque de deportividad entre las dos grandes figuras de ambos conjuntos.
El atacante de Varsovia apenas tuvo opción para dejarse ver con un disparo en la primera mitad que se marchó ligeramente desviado y maquilló su encuentro al marcar en la prolongación un penalti de VAR que le había parado Hugo Lloris, pero que pudo repetir porque el meta del Tottenham se había adelantado claramente.
Su partido fue como tantos otros con esta selección polaca. Demasiado solo en punta y lucha desigual y en clara desventaja ante dos centrales del nivel de Raphael Varane y su excompañero en el Bayern Múnich Dayot Upamecano.
El barcelonista, máximo artillero de LaLiga Santander, lo intentó. No se puede decir que no. Bajó en ocasiones a tratar de ayudar a sus compañeros a dar algo de dinamismo al juego, cayó a bandas para tratar de desestabilizar la zaga del equpo de Didier Deschamps.
Nada funcionó para ‘Lewy’ ante la todopoderosa escuadra gala. Ni para sus compañeros, que gozaron de una doble ocasión para adelantarse que abortaron Hugo Lloris y Varane, y justo antes del descuento, en una aplicación defensiva, Mbappe conectó con Olivier Giroud y encarriló el triunfo francés.
Lewandowski, protestó al árbitro, arengó a sus compañeros, se quejó, pidió más vocación ofensiva. Buscó cualquier resquicio hacia la esperanza sin hallarlo.
Se despide de Qatar uno de los mejores delanteros del mundo estos últimos años, con el único consuelo de haber acabado con la maldición que le perseguía en esta competición, al lograr sus primeros goles en una fase final, en el partido ante Arabia Saudí y este domingo frente a Francia.
En esta oportunidad, al contrario que en Rusia 2018, al menos superó la fase de grupos, pero su rendimiento fue gris, como el del equipo polaco en su conjunto pese a meterse en los octavos de final.
Se esperaba más de Polonia, algo más de ambición, pero se mostró un tanto reservona, lo que perjudicó a Lewandowski, que volvió a tener que lidiar solo ante los centrales franceses al quedarse en el banquillo de entrada el juventino Arkadiusz Milik. La pena máxima decretada a instancias del VAR, intrascendente, le alivió algo el sabor agridulce de la derrota y el adiós.