Como suele ser habitual en los años de Mundial, con alguna excepción como los dos últimos, el ganador sale de la final del trofeo más importante del fútbol, una tradición que todo apunta a que se volverá a cumplir en 2018.
Si se cumple ese pronóstico, acabará la tiranía que durante diez años han impuesto sobre el prestigioso galardón el portugués Cristiano Ronaldo, ganador de los dos últimos, y el argentino Leo Messi, con cinco para cada uno.
France Football, organizadora del premio, guarda con celo el nombre del ganador. En años en los que hay más incertidumbre, la revista alienta el suspense y su director, Pascal Ferré, se divierte a calificar de “idioteces” los rumores que circulan.
Asegura que cultivan “el secreto” y que solo tres personas conocen la identidad del vencedor, entre ellas el propio interesado, a quien él mismo avisó por teléfono. Una revelación que, por otro lado, abre la puerta a que la información no se haya quedado en el reducido círculo al que Ferré quiere circunscribirlo.
Rumores o no, Modric aparece como el principal favorito, tras haber sido elegido en septiembre pasado mejor jugador por la FIFA.
Cierto que el croata de 33 años no logró levantar el trofeo en Moscú, pero fue el mejor jugador de aquella competición y uno de los mejores del Real Madrid, que levantó la tercera Liga de Campeones consecutiva.
Todo ello le sitúa como el principal candidato, sin olvidar que tres franceses, ganadores del Mundial, le pisan los talones.
Uno de ellos, Varane, cuenta con la ventaja de haber sumado los dos trofeos más importantes del año, además de haber sido, a sus 25 años, un baluarte defensivo en ambos casos.
Pero el Balón de Oro quiere poco a los defensas. El último en ganarlo fue el italiano Fabio Cannavaro, precisamente en 2006, también la última vez que lo lograba un futbolista que había ganado un Mundial.
Si la pista Cannavaro no convence a los casi 200 periodistas que han emitido ya su voto para seleccionar al campeón, Francia les deja otras dos pistas serias.
Griezmann fue el alma de la selección que ganó en Rusia y, además, sumó su primer trofeo internacional con el Atlético de Madrid, la Liga Europa, que posteriormente completó con la Supercopa europea.
El Principito ya sabe el sabor que tiene el podium del Balón de Oro, que cató en 2016, y no oculta su ambición por ese premio que ningún francés ha conseguido desde Zinedine Zidane en 1998, otro campeón del mundo galardonado.
A sus 27 años, Griezmann, sobre quien reposa buena parte de la responsabilidad, tanto en la selección francesa como en el Atlético de Madrid, no ha estado nunca tan cerca del premio, aunque puede verse adelantado por un compatriota, Mbappé, que a sus 19 años rompe récords de precocidad.
El jugador del París Saint-Germain tiene casi asegurado el trofeo Raymond Kopa, que por vez primera premia al mejor jugador de menos de 21 años. Pero su eclosión puede llevarle también al Balón de Oro, porque su carisma no conoce límites.
No hay que olvidar en la carrera por el premio a Ronaldo y Messi. Tras diez victorias consecutivas, siguen siendo considerados por encima del resto, aunque este año pueden verse distanciados porque su aportación en el Mundial no fue decisiva.
En el caso del luso, fue vital para que el Madrid conservara la Copa de Europa, mientras que Messi, que condujo al Barcelona a la liga y la Copa de Rey, mantiene el aura de un jugador mítico.