Una inmensa bandera chilena cuelga de uno de lo muros exteriores del aeropuerto de Marsella y, en su entorno, cientos de aficionados del Olympique claman el nombre del que está llamado a ser su nuevo ídolo, Alexis Sánchez.
El “niño maravilla” del fútbol chileno inicia en el club subcampeón de Francia, a sus 33 años, su sexta etapa europea con una ambición intacta, la de ganar títulos, algo que ha hecho en cada una de sus experiencias anteriores, para totalizar 17.
“Es un equipo que tiene mucha historia, el más grande de Francia, el único que ha ganado la Liga de Campeones, pero hace años que no ganan un título. Es un reto para mi poder ganar algo grande. Cuando voy a un lugar es porque quiero ganar”, dijo Sánchez en la rueda de prensa de presentación ante la prensa.
El chileno aterriza en un terreno convulso. El Marsella afronta la temporada con incertidumbre, después de que el técnico argentino Jorge Sampaoli diera un portazo hace pocas semanas y, tras lograr el subcampeonato, dejara huérfano el banquillo.
El club reaccionó con rapidez fichando al croata Igor Tudor, pero en el vestuario el cambio no ha sentado bien. El presidente, el español Pablo Longoria, tuvo que intervenir para calmar las aguas y avisar que quien no estuviera conforme con el proyecto tenía abierta la puerta.
Sánchez tendrá que ganarse un puesto en un ataque que ya cuenta con jugadores como el francés Dimitri Payet, el polaco Arkadiusz Milik, el turco Cengiz Under o el colombiano Luis Suárez, pero aseguró que no le asusta la competencia ni la presión.
“Me gusta la presión, para poder hacer fáciles las cosas difíciles. Tengo siempre como meta ganar cosas, mejorar en el día a día, en cada entrenamiento. La presión forma parte de mi carrera (...) Y la competencia es buena si todos remamos en la misma dirección”, aseguró el futbolista.
Para Longoria, la llegada del chileno contribuirá a elevar el nivel del vestuario, pero también el crédito del club, que podrá convencer a otras estrellas de la seriedad de su proyecto.
“Ganamos nivel, porque no hay más que ver lo que ha aportado Alexis en las dos últimas temporadas en el Inter. También mentalidad y trabajo, con son signos de competitividad. Y al mismo tiempo ambición, que no hay más que ver la que trasmite el jugador”, aseguró el presidente a Efe.
“Este es un club de una exigencia muy grande, necesitamos jugadores que respondan a este nivel de exigencia. Esta mentalidad ganadora nos va a traer buenos frutos. Un equipo se construye desde la mentalidad y el trabajo”, agregó, en un claro mensaje a la plantilla.
FICHAJE DE PRESTIGIO
Sánchez aparece como el fichaje de más prestigio del Marsella desde que fue adquirido por el millonario estadounidense Frank McCourt, que puso al frente del proyecto al joven asturiano Longoria, de sólo 36 años.
Para el jugador, que estaba viendo la competencia incrementarse en el Inter, sobre todo tras la llegada del argentino Joaquín Correa, el Marsella puede ser un desafío que relance su carrera.
Nacido en Tocopilla en 1988, formado en el Cobreola, Alexis fue pronto fichado por el Udinense italiano, que lo cedió al Colo Colo y al River Plate, antes de iniciar con 20 años su aventura europea.
En tres años en italia jugó 100 partidos y fue elegido mejor promesa en 2011 por delante del galés Gareth Bale.
Con ese sello llegó al Barcelona de Pep Guardiola con el que, junto a jugadores como Lionel Messi, que ahora será su rival en el París Saint-Germain, disputó 140 partidos, marcó 47 goles y levantó la liga, la Copa del Rey y el Mundialito, entre otros trofeos.
En 2014 fue fichado por el Arsenal mientras disputaba en Mundial de Brasil y en 166 encuentros marcó 80 goles. En paralelo, ganó la Copa América con Chile y en 2017 se convirtió en el máximo goleador de su selección por delante de Marcelo Salas.
Al año siguiente fichó por el Manchester United y uno después por el Inter, con quien ganó el campeonato italiano y la Copa.
En el Marsella, Sánchez ha firmado un contrato de un año con opción a otro, que el presidente condicionó a que el jugador responda a las expectativas y mantenga el nivel de compromiso que ha demostrado fichando por el club francés.
Por ahora, su llegada a entusiasmado a una afición que necesitaba un revulsivo, tras la salida de Sampaoli, que empezaba a ocupar en el corazón de los aficionados el espacio que dejó huérfano su mentor, el también argentino Marcelo Bielsa.
El proyecto de Longoria, en manos de un técnico como Tudor, cuyo prestigio está por ganar, se apunta un nombre de mucho peso en el fútbol internacional y un acicate con miras a su retorno a la Liga de Campeones.