Por Víctor Hugo Bogarín - @diariokue
En el día de su cumpleaños, Rubén “Toto” Giménez, histórico futbolista uruguayo, repasó en una entrevista exclusiva con D10 los momentos más memorables de su carrera, especialmente su inolvidable paso por el Club Olimpia, con el que conquistó América y el mundo en 1979.
“Nací en Montevideo a las seis de la mañana, eso me lo contaba mi madre, que hoy me estará mirando desde el cielo”, recordó con emoción. Su infancia fue sencilla, marcada por el trabajo desde joven y una fuerte personalidad. “No me gustaba estudiar, así que empecé a trabajar a los 16 años en una mueblería”, comenta.
Su carrera deportiva comenzó en Unión Vecinal, luego pasó a Danubio, donde jugó siete años, y más tarde a Nacional, donde compartió equipo con Luis Cubilla. También tuvo un paso por Chacarita Juniors de Argentina antes de llegar a Olimpia, en 1979.
“En Olimpia viví mis mejores años”, asegura. Ese año fue clave para su vida: “Salimos campeones de América, un logro histórico. En la final contra Boca Juniors, el profesor Cubilla confió en mí por la lesión de Flaminio. Entré con todo, y por suerte no desentoné. Fue una de las grandes alegrías de mi vida.”
Tras la Libertadores, Olimpia también conquistó la Copa Interamericana y la Intercontinental, esta última disputada en Suecia y Paraguay. Toto recuerda con especial cariño esa travesía: “Viajamos en una especie de barco para llegar a Malmö. Fue una experiencia increíble, con un clima extremo, hacía mucho frío. Estar tan lejos de casa y representar a Paraguay y a Olimpia en esa instancia fue emocionante.”
Sobre el presente del club, es claro: “Este equipo está a años luz de lo que fue el nuestro. Teníamos un grupo bárbaro, muy unido, con jugadores de mucho carácter. Recuerdo al gordito Aquino, un gran luchador.”
Finalmente, contó entre risas el origen de su apodo: “En Danubio me comparaban con un compañero apodado Toto, yo lo imitaba y así me quedó el nombre. Era muy jodón.”
Rubén “Toto” Giménez es parte esencial de la historia gloriosa del Olimpia. Campeón de América, campeón del mundo y símbolo de una generación que dejó huella en el fútbol paraguayo y sudamericano.