Murray notó un dolor en la cadera en el primer punto de partido, cuando se quedó clavado en la hierba y no pudo reaccionar. Desde ese momento, su movilidad quedó muy reducida y apenas pudo aguantar los intercambios, consiguiendo ganar un juego gracias a su garra y al apoyo de un público que al principio quedó helado al ver el problema del escocés y después le arropó en sus últimos minutos en Queen’s.
Tras ser atendido durante más de diez minutos por un fisioterapeuta en pista, Murray hizo un esfuerzo por seguir compitiendo, pero tras colocarse 5-1 abajo, decidió retirarse.
El escocés recibió una gran ovación por parte del público, la mayor de la semana, y se despidió del torneo que le ha visto ganar en cinco ocasiones, el que más de la historia.
Murray no ha puesto una fecha definitiva para su retirada, pero aseguró que no planea jugar más allá del verano y que un adiós en Wimbledon, donde ganó en 2013 y 2016, o en los Juegos Olímpicos, donde se llevó dos medallas de oro individuales, sería “ideal”.