Ese bien podría ser el comentario radial o televisivo para describir una jugada bastante típica. Una donde el protagonista resulte un joven de 21 años, lejos, muy lejos de sus raíces, tal y como Matías Javier González Barrios.
Oriundo del kilómetro 24 y medio de J. Augusto Saldívar, Matías partió para México en junio pasado para vestir la camiseta del Cruz Azul Hidalgo, conjunto filial de la “Máquina Cementera”, y comenzar a encontrar su lugar en el mundo.
Pese a no ser delantero, González también hace goles. Vídeo: Gentileza
Ahí, entre tacos, burritos, un contrato laboral con la You First Sport (empresa representante de deportistas) y nuevos aires, las alegrías máximas que el fútbol puede brindar se van haciendo presentes.
Todo luego de haber pasado por cada una de las divisiones formativas y entrenado incluso con el plantel principal de Cerro Porteño, en el 2012, con 16 años, para luego pasarse a Olimpia, fichar por Rubio Ñu y posteriormente ir a Recoleta, donde no le salieron las cosas.
Así, el defensor estuvo a punto de dejar el deporte, pero la vida le dio otra oportunidad y el 24 de Septiembre, de Areguá, le abrió las puertas.
En su corta carrera, el defensor tuvo a Gustavo Florentín, Enrique Landaida y hasta al mismo Roberto Torres como entrenadores, a quienes agradece un montón por sus enseñanzas. Sin embargo, fue en la ciudad de la frutilla donde el profesor Palomo Sandoval lo motivó a seguir en esta larga rutina de perseverancia y resistencia.
EL QUE ABANDONA NO TIENE PREMIO. González extraña mucho compartir un tereré con sus amigos, la chipa guasú y la sopa sólida, pero afirma estar acostumbrándose a la nueva vida en Norteamérica.
“Es una linda experiencia salir de Paraguay a probar suerte. Todo se lo debo a mi hermana, ella me bancó todo al principio, me dio el apoyo económico, me cubrió todo”, comenta el consanguíneo de Deysi González, esposa de Luis Cardozo (lateral derecho de Libertad).
Así también, en México encontró a Juan Ramón Ocampo, una ex figura del glorioso Cruz Azul de principios del 70, quien lo adoptó casi como un padre.
“A los que estamos acá siempre nos invita asado, tallarín, puchero, todo. Todos los jugadores que pasan por aquí pasan por su casa, es como un embajador. Así que tan lejos de Paraguay, al final, tampoco estamos”, agrega entre risas el entrevistado.
Recorte: Gentileza
Consultado sobre las diferencias que se pueden observar entre la práctica del balompié local y el charro, González afirma que: “Allá (en Paraguay) se corre mucho, es todo más garra, jugar al choque. En México es pura posesión de balón, tranquilamente se puede retroceder todo hasta jugar con el arquero. Allá te van a silbar si pasa eso. Acá si perdés jugando bien, nadie te dice nada”.
Finalmente, Matías dejó entrever su proyección en la vida, siendo consciente de que el que abandona no tiene premio.
“Mi sueño más grande es ir a Europa y triunfar ahí o consolidarme acá en México como las grandes estrellas que llegaron hasta acá y dejar un legado a mi paso por el fútbol, así como lo hicieron Carlos Gamarra o Roque Santa Cruz”, sentenció.
Queremos llegar a todas las promesas paraguayas en el exterior e invitar a que nos escriban un correo o manden su contacto al (0985) 501-019.