Para la vuelta, el conjunto parisiense se centra sobre cinco objetivos clave para superar la eliminatoria
ENCONTRAR AL NEYMAR DE ENERO
En enero, Neymar era una máquina de ganar. Seis goles y tres asistencias en seis partidos mostraron su mejor versión desde que llegó a las orillas del Sena hace dos años y medio.
Pero aquella versión del brasileño se detuvo tras la lesión que sufrió el 1 de febrero. El club le preservó y contra el Dortmund llegó sin ritmo, lo que se notó en su rendimiento, pese a que logró el tanto que mantiene viva la esperanza de los franceses.
En los tres partidos jugados tras la lesión, sus números son menos impresionantes, pero sobre todo su influencia en el juego. El entrenador del PSG, Thomas Tuchel, tiene claro que jugará todo lo que pueda para ganar ritmo. A riesgo de sufrir otra lesión.
LA RABIA DE MBAPPÉ
El atacante francés juega mejor cuando está enfadado. Y lo está. Por un lado con los ultras del club, que pusieron en duda su profesionalidad y la de otros compañeros en una pancarta. Mbappé les respondió en las redes sociales y, desde la derrota contra el Borussia, se ha echado el equipo a las espaldas.
Tampoco está contento con la dirección, que le ha hecho saber que no le dejará jugar los Juegos de Tokio, los últimos a los que opta por edad.
La rabia se está traduciendo en el campo en un rendimiento extraordinario. El Lyon fue su víctima más evidente, con un “hat trick” excelso, con algunos goles antológicos.
Desde la derrota en Alemania ha acumulado seis goles y su actitud parece indicar que quiere mostrar a sus aficionados que se equivocaron cuando le dijeron que tenía “miedo de ganar”.
La grada del Parque de los Príncipes espera el gran partido de su estrella de 21 años en un partido tan importante para que no se instale la leyenda de que falla en las grandes citas.
EL ABISMO DEL FRACASO
Los octavos se han convertido en el “rubicón” del PSG. Eliminados en las tres últimas campañas en esa ronda, al borde del abismo en esta ocasión. Hay miedo a que un nuevo fracaso haga tambalearse todo el proyecto, empezando por el compromiso de continuidad de sus estrellas.
La derrota en Dortmund bajó los humos al equipo y ahora, la euforia se ha traducido en miedo. Si lo logran controlar, el equipo tiene suficiente calidad para clasificarse, pero para ello tienen que mostrar una fuerte personalidad, más allá de sus estrellas.
Desde el partido de ida, en el club no se habla de otra cosa que de la vuelta, hasta el punto de que pueden caer en la obsesión. Sobre todo, porque el rival no se lo pondrá fácil y el duelo, con la afición impaciente, puede virar pronto a una guerra de nervios.
UN CENTRO DEL CAMPO DE URGENCIA
Tuchel no podrá contar para la vuelta con el italiano Marco Verratti, expulsado en Dortumund y sancionado. Sin su pilar del centro del campo, el técnico alemán sabe que pierde una pieza importante.
Además, acumula dudas en la defensa, lo que le podría llevar a retrasar al brasileño Marquinhos a la zaga, lo que le privaría de otra de sus figuras claves de la segunda línea.
En ese contexto, el senegalés Gana Gueye y el argentino Leonardo Paredes podrían jugar juntos por vez primera, con los riesgos que conlleva hacer experimentos en un partido con tanto en juego.
CAVANI O ICARDI
El entrenador cuenta con dos cartas en el ataque, pero eso no es de por si una ventaja. El argentino Mauro Icardi ha perdido la frescura y acierto de los primeros meses de temporada y el uruguayo Edinson Cavani ha recuperado mucho tras superar una larga lesión, pero todavía está lejos de su mejor estado.
Tuchel ha jugado a menudo con el ego de ambos para fomentar la competencia y obligarles a elevar el nivel, a riesgo de que ninguno de los dos afronte el duelo con un elevado capital de confianza.