El neerlandés Max Verstappen (Red Bull), que este domingo se proclamó, tras un final de infarto, campeón del mundo de Fórmula Uno, se convirtió, a los 24 años, en el nuevo rey de la categoría reina; en la que destronó al inglés Lewis Hamilton (Mercedes), de 36, plusmarquista de casi todo, que optaba a un inédito octavo título mundial y que capturó seis de sus siete coronas durante las siete temporadas previas a esta.
El final fue de película. Verstappen aceleró, lo buscó y pasó al británico en esa última vuelta para quedarse con la corona mundial.
Esta noche, “Maximiliano I de los Países Bajos” se acostará, por primera vez, como campeón mundial de la categoría reina. No sin haberle puesto emoción máxima a la resolución del título. Hamilton había ganado las dos últimas carreras, en Sao Paulo (Brasil) y Qatar; y, a ocho puntos del líder de Red Bull, salió el pasado domingo en Yeda desde una ‘pole’ que este le había regalado, con un error innecesario, cuando volaba, batiendo todos los parciales, en su último intento.
Arabia, donde se tuvo que conformar con el segundo puesto, por detrás de Hamilton -que firmó la vuelta rápida y de esa manera empató el Mundial-, marcó el enésimo desencuentro entre los dos campeones.
Habían chocado en Silverstone -donde el inglés ganó tras sacarlo de pista y mandarlo al hospital, por lo que recibió una sanción de diez segundos, la misma que se le ejecutó a Max en Yeda por frenar demasiado fuerte cuando debía ceder posición- y en Monza, donde se culpó del incidente al neerlandés y ambos quedaron fuera de carrera. Y en Sao Paulo también habían saltado chispas por la defensa exacerbada de su puesto que hizo el nuevo héroe de los Países Bajos antes de ser rebasado por el astro inglés.
‘Mad Max’, sometido a todo tipo de conjeturas antes de la última prueba, demostró no sólo enorme talento, sino gran fuerza mental. Hamilton fue segundo y Mercedes se tuvo que conformar con el título de constructores, el octavo seguido. La Fórmula Uno ya tiene nuevo rey.