El camino de Francia para la reconquista del campeonato del mundo comienza por la misma puerta por la que empezó la victoria en Rusia, un duelo contra Australia, un rival correoso que pondrá a prueba a la defensora del título que llega con la herida abierta de la baja del Balón de Oro, Karim Benzema.
Si entonces el combinado de Didier Deschamps ya se vio privado del atacante del Real Madrid, por decisión técnica, ahora una lesión les deja también sin el aporte de un futbolista que, con el tiempo, ha crecido de forma exponencial hasta situarse en lo más alto de las recompensas individuales.
Una baja que se suma a otras en un equipo muy golpeado por las lesiones, ya que llegó a Qatar sin dos piezas claves del título de 2018, Ngolo Kanté y Paul Pogba, vio como Christophe Nkunku se marchaba al poco de iniciar la concentración y una vez en el golfo pérsico dijo adiós a Benzema.
En busca de convertirse en la primera selección en revalidar el título desde 1962, Deschamps trabaja duro para convertir los contratiempos que acicates para un equipo rejuvenecido, que a la fuerza se echa en brazos de Kylian Mbappé, la estrella que emergió en Rusia y que ahora, más consolidado, aspira a ampliar sus laureles.
El jugador del París Saint-Germain, mudo desde su llegada a Doha, atrae cada día más los focos y a sus 23 tiene ante sí una nueva oportunidad de mostrar su solidez mental y futbolística.
“Necesitamos que marque la diferencia, pero es un elemento del grupo, se inscribe en el trabajo colectivo”, aseguró el técnico, deseoso de quitarle algo de presión, que fiel a su credo, Deschamps prefiere poner en el conjunto y no en ningún nombre.
GIROUD POR BENZEMA
Con la misma filosofía afronta la baja de Benzema, que él mismo asegura que, más allá de la pérdida de calidad que supone, no modifica los planes de Francia, que contará de nuevo con el experimentado Olivier Giroud, encargado a sus 36 años de sostener de nuevo el ataque de Francia.
El técnico también recupera para la defensa a Raphael Varane, renqueante estos últimos días pero que está apto al servicio, al igual que el madridista Eduardo Camavinga, aunque en su caso es poco probable que salte de titular.
El capitán, Hugo Lloris, que ya lo era en 2018, sabe de la importancia de comenzar bien la andadura “para crear una dinámica positiva”, como sucedió entonces, al tiempo que recuerda que en su debut contra Australia en Rusia lo único bueno fue el resultado.
“No nos gustaría que el partido se pareciera a aquel”, señaló el portero del Tottenham, que guarda en la memoria los sudores de un duelo que se resolvió con un gol en propia puerta de Aziz Behich en el minuto 80.
Mucho han cambiado los rostros de los “socceroos” desde aquella cita, pero los hombres de Graham Arnold conservan el mismo espíritu de combate que a punto estuvieron de echar al traste las opciones de Francia.
Si en 2018 sus jugadores fueron los que más corrieron junto con los iraníes, ahora se apoyan en la misma determinación física para buscar por segunda vez en su historia superar la fase de grupos, tras haberlo hecho en su primer Mundial en 2006.
En su cuarto Mundial consecutivo, los australianos pretenden asentarse en la dinámica que se creó tras lograr la plaza en la repesca contra Perú en la tanda de penales, una incidencia que eleva la moral.