25 abr. 2024

Los Lakers acarician el cielo tras purgar en el infierno

Los Lakers están de vuelta. Tras un inicio ridículo de temporada, el conjunto angelino firmó una gran recuperación y se clasificó para la final del Oeste.

lebrr.jfif

LeBron James, figura de los Lakers.

A solo cuatro triunfos de unas Finales, invictos en casa en los playoff y con la moral por las nubes. Esa es la absolutamente inesperada situación de Los Angeles Lakers, hundidos en el inicio de curso con un apocalíptico 2-10 y que este viernes alcanzaron la final del Oeste derrotando a los vigentes campeones, los Golden State Warriors.

Esta es la primera final de conferencia de los Lakers desde la ‘burbuja’ de 2020 y, al margen de la temporada pandémica, su primera aparición en esta ronda desde 2010, cuando el conjunto de Kobe Bryant y Pau Gasol conquistó su segundo anillo.

Son días de vino y rosas en la meca de Hollywood y de ilusión desbordada tras muchos meses de sufrimiento, dolores de cabeza y decepciones constantes en la pista.

Pero estos Lakers renacidos y ferozmente competitivos ya sueñan -por méritos propios- con el anillo número 18 de la franquicia, que les situaría como el equipo más laureado de la historia de la NBA (ahora está empatado a 17 con sus legendarios rivales, los Boston Celtics).

Ahora mismo parecen un equipo temible y que puede ganar a cualquiera, pero durante una larguísima parte de la temporada fueron un conjunto extremadamente vulnerable y que se derrumbaba con cualquier brisa.

No ayudaron a ello las lesiones de LeBron James y Anthony Davis, ahora totalmente recuperados y en un estado de forma admirable.

Pero la primera clave de su resurrección tiene que ver con los movimientos en el despacho del muy criticado Rob Pelinka, mánager general y que cambió la suerte de su equipo justo antes del límite de fichajes.

Así, la salida del polémico y nunca integrado Russell Westbrook, las incorporaciones de piezas fundamentales (D’Angelo Russell, Rui Hachimura, Jarred Vanderbilt...) y el paso al frente de Austin Reaves fueron indispensables en esta versión 2.0 de los Lakers.

Con un gran 18-8 desde el cierre del mercado de fichajes, los angelinos supieron crear una química rapidísima con los recién llegados, se convirtieron en una de las mejores defensas de la liga y en uno de los conjuntos más físicos, y pasaron de ser decimoterceros en el Oeste a séptimos, lo que les dio (vía ‘play-in’ contra los Minnesota Timberwolves) el acceso a las eliminatorias.

Ya en la postemporada, Davis ha recordado su mejor versión (21,2 puntos, 14,1 rebotes y 3,3 tapones de media con un 53 % de acierto), se ha echado el equipo a la espalda tanto en ataque como haciendo de ancla en defensa, y ahora afronta un duelo mayúsculo ante otro pívot en estado de gracia, Nikola Jokic.

Por su parte, LeBron, con 38 años y dos décadas en la élite, ha mantenido una anotación fantástica (23,4 puntos de promedio además de 10 rebotes y 5,3 asistencias) y ejerce como líder espiritual de quien ha estado en mil batallas.

Esa madurez se notó, por ejemplo, a la hora de no entrar a las ‘provocaciones’ mediáticas de los rebeldes Memphis Grizzlies, que no estuvieron en la cancha a la altura de sus irreverentes declaraciones ante los periodistas.

Quizá el haber caminado juntos por el ‘infierno’ haya contribuido a que el vestuario de los Lakers sea ahora un bloque tremendamente compacto y sin una sola fisura.

Y en esa inercia positiva, en la que Reaves, Russell o Hachimura se han alternado para respaldar a Davis y LeBron, todo es posible, incluido que aparezca un héroe imprevisto pero crucial como Lonnie Walker en el cuarto partido ante los Warriors con 15 puntos en el último cuarto.

Con Darvin Ham consolidado y reivindicado en el banquillo, los Lakers, los únicos capaces de eliminar a los Warriors de Curry en unos playoff en ocho años, no dejan ahora de sonreír y tienen el cielo de la NBA al alcance de la mano.

Más contenido de esta sección
Tres meses y medio después de su último partido oficial, el español Rafael Nadal regresó a la competición en uno de sus torneos fetiche, el Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó.
El serbio Novak Djokovic superó el compromiso ante el australiano Felix de Miñaur, por 7-5 y 6-4, y alcanzó, nueve años después, las semifinales del Masters 1000 de Montecarlo que ha conquistado en dos ocasiones, en el 2013 y el 2015.
Presentan oficialmente el torneo internacional de pádel, que tendrá a los mejores deportistas del mundo en Asunción, del 13 al 19 de mayo.
La paraguaya Erika Alarcón Anisimoff consiguió otra medalla de oro en su carrera deportiva. La última fue en Brasilia al imponerse en duras y espectaculares finales a atletas anfitrionas.
Rafael Nadal, que este miércoles se entrenó en la pista central del RCT Barcelona para calibrar sus opciones de regresar en el trofeo Conde de Godó que arranca la próxima semana en Barcelona, se mostró ilusionado con la sesión preparatoria realizada aunque cauto con la posibilidad de volver a jugar.
Paraguay recibirá los IV Juegos Latinoamericanos de Olimpiadas Especiales, a desarrollarse en Asunción, del 4 al 12 de octubre próximo.