Ganador. Cubilla dando indicaciones en uno de sus tantos partidos dirigidos. Vivía intensamente cada compromiso. Foto: Archivo/Última Hora.
El entrenador charrúa dejó un legado futbolístico invalorable. Transmitió la mística ganadora y la autoestima.
Una figura que supo llevar al éxito al fútbol paraguayo fue sin duda alguna el recientemente desaparecido Luis Alberto Cubilla, el director técnico que condujo a la gloria al Olimpia de 1979, que bajo su batuta ganó la Copa Libertadores de América por primera vez y encadenó una serie de títulos que ni antes ni después otro club paraguayo fue capaz de lograr.
LA ESCUELA CHARRÚA. La presencia de orientadores charrúas en nuestro fútbol data de la época del gran Guaraní de los años sesenta, cuando Ondino Viera comenzó a desarrollar en nuestro medio la escuela uruguaya.
El Negro justamente supo comulgar aspectos que identifican a la misma idiosincrasia de los habitantes en general y los deportistas en particular de su país, el Uruguay, y el nuestro.
Ambas son naciones de pequeña dimensión geográfica pero de una inconmensurable garra y mística en el deporte.
Ese fue uno de los grandes méritos de Cubilla, que adaptó asimismo aptitudes peculiares del futbolista guaraní a las tácticas dominantes en la precitada escuela, en la que se enfatizaba mucho la marca.
Sin dejar de lado el pressing, lo que también tornaba imprescindible una óptima preparación física, Cubilla forjó una alquimia ideal con otras virtudes del futbolista paraguayo. Y así se forjó la personalidad del Olimpia ganador, con una mística que transmitió igualmente a la Selección Nacional que en aquel histórico 1979 -quizá el mejor año de la historia del deporte paraguayo- conquistó igualmente la segunda y última Copa América que ostenta.
Por si todo ello fuera poco, en aquella temporada también en otro deporte, el tenis, Víctor Pecci fue top ten mundial y finalista del abierto de Francia en Roland Garrós, donde perdió la final ante el sueco Bjorn Borg en París.
LA MÍSTICA. El aporte en el orden técnico, táctico y sicológico incluso, que Cubilla le dio a aquel grupo formidable de jugadores de la franja negra, fue de indudable importancia, al permitir a nuestros jugadores ganar una autoestima desconocida en aquel tiempo y una considerable plusvalía del alcance de su potencialidad en el alto rendimiento.
LUIS CUBILLA PRESAGIÓ “UN FUTURO BRILLANTE” PARA ROQUE
En voz baja. El maestro Luis Cubilla, en una charla mano a mano con Roque Santa Cruz. Foto: Archivo/Última Hora.
Aproniano Santa Cruz siempre acompañó la carrera futbolística de sus hijos y recuerda como si fuese ayer la primera práctica de uno de ellos, Roque, con el plantel principal de Olimpia, dirigido entonces por Cubilla, quien presagió la brillante carrera del joven atleta.
“Un directivo le comunicó a Roque que tenía que presentarse en el complejo de Lasca para entrenar con el plantel principal. Recuerdo que era julio de 1997, a un mes de cumplir 16 años. Nos fuimos juntos; al final del entrenamiento mi hijo estaba feliz, era un sueño cumplido. Don Luis se acercó y me dijo: ''Veo en su hijo un brillante futuro, lo vamos a llevar de a poco’’", contó Aproniano. Y agregó: “Cubilla le pulió, le enseñó a moverse, lo supo llevar progresivamente”.
MENTALIDAD GANADORA. Como seleccionado uruguayo disputó más de 100 partidos. Estuvo en los mundiales de 1962, 1970 (cuarto puesto) y 1974.
Es recordado por una jugada para superar a la entonces Unión Soviética en el Mundial de México-1970. El 14 de junio Uruguay se medía ante la URSS por los cuartos de final. En los últimos instantes del alargue, tras un 0-0, Cubilla escapó por la izquierda, eludió a un defensa ruso contra la raya de fondo y elevó un centro para que conectara Víctor
Espárrago y sellara el triunfo. Uruguay caería en semifinales ante el luego campeón Brasil. El último año como futbolista en 1976 jugó para Defensor y obtuvo el primer campeonato uruguayo de un equipo que no fuera Peñarol o Nacional.
Como entrenador dirigió a Defensor, Danubio, Peñarol, Newell’s Old Boys de Rosario, Nacional de Medellín y River Plate de Buenos Aires, entre otros.
El triunfo como DT de Olimpia en la Copa Libertadores de 1979 significó la primera vez para un equipo que no fuera de Argentina, Brasil o Uruguay.
“PISÓ SU PALABRA Y FUE A BUSCARME”
Gabriel González.
Gabriel González recuerda con cariño al maestro Cubilla: “Era un gran señor. Una vez él había dicho al grupo que si algún jugador abandonaba el plantel ya no tendría cabida. Tiempo después, yo me molesté, dejé la concentración y fui a casa. Horas más tarde el profe se fue a casa y me dijo: ‘Piso mi palabra, esto queda entre nosotros, que nadie se entere que vine a buscarte’. Me hizo prometer y nunca lo comenté. Ahora que falleció me animo a contar”, señaló el Loco.
“Le disgustaba cuando yo hacía mis travesuras. Me salía del libreto, era desordenado tácticamente, pero siempre terminamos bien”.
“VENGO A GANAR LA COPA, DIJO AL LLEGAR”
Evaristo Isasi.
Campeón de la Copa Libertadores en 1979, Evaristo Isasi recuerda que Cubilla sorprendió en su presentación: “‘Vengo para ganar la Copa’, nos dijo cuando fue presentado y nos mirábamos sorprendidos con los compañeros, algunos tomaron en sorna, otros se preguntaban ¿de dónde salió este señor?”.
“Fui un mimado de Cubilla; un año viví con él y su cuerpo técnico en el Hotel Paraguay. Fuera de las prácticas y los partidos, Don Luis era muy bromista, muy paternal. Cuando llegó, Cubilla tenía 38 años, y hacía un año que dejó de ser futbolista profesional. En las prácticas era un jugador más”.
“DE CADETE ME LLEVÓ A PRIMERA”
Rafael Bobadilla figura entre los pocos mimados de Luis Alberto Cubilla. En 1979, año en que llegó el DT a Olimpia, se produjo su debut en Primera División.
Rafael Bobadilla.
“Estaba jugando en la Cadete y un sábado me avisan que el p ro f e iba a observarme. Ese día hice tres goles y de ahí MañoRuiz me llevó a la concentración. El domingo, Cubilla me puso de titular contra Capitán Figari y marqué dos goles”.
“El profe era muy serio y no acostumbraba elogiar demasiado. Una vez me dijo que veía un gran futuro mí, me decía: ‘Eres el mejor’. Antes de los partidos importantes me llevaba a su casa”, reseñó.
“UN GRAN ESTRATEGA”
Virginio Cáceres tuvo una meteórica carrera profesional. En 1990 llegó de Guaraní a Olimpia a pedido de Luis Cubilla.
Virginio Cáceres.
“De don Luis tengo los mejores recuerdos. Era muy serio, devoto de la disciplina y la responsabilidad. Yo venía de Guaraní y me encontré que en Olimpia se trabajaba cuatro horas por día”, rememora el ex lateral derecho.
“Recuerdo que en esa época la mayoría de los clubes hacían los trabajos físicos en el Jardín Botánico y con algunos de ellos comenzábamos la misma hora y cuando ellos ya estaban embarcando el bus para retornar, nosotros estábamos en la mitad de la rutina recién”, mencionó el exzaguero, quien conquistó varios títulos con Cubilla siendo entrenador.
“UN ADELANTADO”
Roberto Paredes formó parte del plantel campeón de la Libertadores 1979. Fue testigo de la llegada de Luis Cubilla: “Don Luis fue un adelantado, él transmitió mucho conocimiento a nuestro fútbol. Tenía una mentalidad ganadora y era muy rígido como profesional. Trabajamos a tres turnos, y concentramos”.
Roberto Paredes.
“Otra cosa que me marcó es la implementación del pressing. Nosotros presionábamos al rival y antes de los 20’ generalmente ya ganábamos 2 a 0, mínimo”.
“Cubilla consideraba que las repeticiones eran el camino al éxito. Una vez nos pidió para realizar una jugada preparada y no lográbamos como él quería. Estuvimos desde las 15.00 hasta las 20.00 repitiendo la misma jugada”, recordó.
Fuente: Última Hora.