Por Pedro Lezcano - @pedritolezkano
Tiago Alberto Acosta Núñez pasa sus días jugando al fútbol en la pequeña provincia de Toledo, España. Allí, el centrocampista de 21 años integra el plantel principal del Club Deportivo Yeles.
Desde que aterrizó en la vieja Europa, producto de una oferta concreta para hacer carrera en un balompié distinto, Tiago se ganó la titularidad en el conjunto que actualmente milita en el Grupo B de la Primera Preferente Autonómica de España (Tercera División).
Como volante central, Acosta hizo las formativas en Guaraní, Carapeguá y General Caballero, hasta que un prometedor estilo suyo lo llevó a integrar el plantel de Santaní en Primera División (2015).
Justamente en la Reserva del albinegro fue donde ganó continuidad y ritmo, situación que le concedió su eminente migración deportiva, viajando hasta México, sitio donde disputó una temporada entera con la camiseta de los Tigres.
Tan incierto es el mundo, que las vueltas de la vida lo ubicaron nuevamente en su Julián Augusto Saldívar natal.
No obstante, apoyado en su padre, Luis Acosta −aquel asistente técnico de Félix Darío León, campeón del Apertura 2010 con Guaraní−, su madre, Gloria Marisol Núñez −prima hermana de Cristian Riveros−, y el mismo Riveros, Tiago se sintió motivado para seguir adelante.
Así, en el Cristóbal Colón de JAS, en el 2016, el joven logró el histórico ascenso a Primera B del auriazul de Posta Leiva.
Foto: Gentileza
Hace tres meses el hambre de revancha tocó sus puertas y días después ya estaba entrenando y trabajando en la sobria institución española. “Cuando me dijeron para venir, no dudé", afirma el atleta.
En el Yeles tiene como compañero a otro paraguayo, se trata de Crispín “Saviola” Benítez, un delantero cuyo palmares ocupa al Olimpia, Sport Colombia, entre otros.
Acosta vive y crece con Benítez, tratando día a día de aprender un poco más, jugar, mostrarse y obtener alguna oportunidad que le permita fichar por otro club en una División superior. Él se define como alguien a quien le gusta entrar fuerte, ganar en el salto, tener la pelota y distribuir, por lo que se ve sumamente reflejado en su tío: Cristian Riveros.
“Siempre hablo con él, me dice que apriete siempre. Tengo muy buena relación con él. Es mi ídolo máximo, mi ídolo personal. Quiero ser como él y ojalá que algún día podamos compartir cancha”, confiesa con la voz algo estrecha, intentando demostrar la madurez que estar tan lejos de casa, de la familia y de los amigos implica.