Es el primer paso hacia el regreso hacia “la nueva normalidad” expresada por el Gobierno y que contará con cuatro fases antes de que la última culmine a finales del mes de junio siempre que la evolución de la epidemia esté “controlada en todos y cada uno de los territorios”.
En la fase cero o de preparación del plan de “desescalada”, se contemplan por primera vez medidas para la actividad de los deportistas profesionales, entre los que se encuentran los futbolistas.
Esa apertura permitirá a los clubes “entrenamientos individuales” como primer paso para reanudar la que sería una pequeña pretemporada antes del inicio a la competición, que todavía no tiene fecha prevista aunque previsiblemente será en el mes de junio y a puerta cerrada.
Dentro de las fases anunciadas por el Gobierno, en la siguiente, la primera, prevista para el 11 de mayo, se abrirán los centros de alto rendimiento “con medidas de higiene y protección reforzadas y si es posible por turnos” y se permitirá el “entrenamiento medio” en ligas profesionales.
Ese entrenamiento medio, del que todavía no hay detalles concretos, podría referirse a sesiones en pequeños grupos, como preveía el protocolo marcado por LaLiga, que también detallaba 15 días de trabajo para los futbolistas antes de retomar la competición con la seguridad garantizada para los jugadores, los técnicos y los empleados.
El siguiente paso sería permitir los entrenamientos colectivos y, finalmente, reanudar la competición si la evolución de la pandemia lo permite. La última fase de la desescalada se iniciará el 8 de junio durante un mínimo de dos semanas hasta el 22 de junio. Aunque todavía no hay fechas previstas, a finales de ese mes podría regresar la competición.
El último partido oficial que se disputó en España antes del inicio de la crisis generada por el coronavirus fue un Eibar-Real Sociedad aplazado. Se jugó el 10 de marzo con resultado de 1-2 para el cuadro donostiarra. Desde entonces, han pasado exactamente 50 días sin partidos.