No fueron los aficionados, como argumentó el Gobierno, sino que fue un encadenamiento de fallos de los organizadores de la final de la Champions League y quiere que el presidente, Emmanuel Macron, saque todas las consecuencias.
Las dos comisiones de la cámara alta que han estado trabajando desde tres días después del encuentro del 28 de mayo entre el Real Madrid y el Liverpool en los incidentes se produjeron en torno al Estadio de Francia donde se disputó presentaron este miércoles un informe de conclusiones que deja en muy mala posición al ministro del Interior, Gérald Darmanin.
“No diré que mintió voluntariamente, pero su comunicación fue parcial e imprecisa”, señaló el presidente de la Comisión de Cultura, Laurent Lafon, en relación a las afirmaciones de Darmanin en la noche del partido y en los días posteriores, en las que atribuía los incidentes a que varias decenas de miles de aficionados ingleses intentaron acceder a Estadio de Francia con entradas falsas.
Lafon pidió, en nombre de la cámara, sus “excusas” a los aficionados por lo que pasó, después de haber insistido en que las entradas falsas no fueron “la causa principal” de lo que ocurrió, y para ilustrarlo precisó que, frente a las cifras lanzadas por Darmanin, solo se presentaron en las puertas 2.471 con billetes falsificados.
El presidente de la comisión Legislativa, François-Noël Buffet, repitió que “las primeras declaraciones” de Darmanin “no se correspondían con la realidad de lo que ocurrió", aunque puntualizó que las informaciones que había recibido del prefecto de policía, Didier Lallement (que dejará su puesto la próxima semana), iban en esa línea.
LA CREDIBILIDAD DE FRANCIA EN JUEGO
Ninguno de los dos quiso reclamar la dimisión del ministro con el argumento de que no es su competencia. Lo que sí pidieron es que Macron o su primera ministra, Elisabeth Borne, salgan de su silencio sobre estos hechos y den su análisis y las consecuencias que van a sacar, porque está en juego la credibilidad internacional del país.
Sobre todo teniendo en cuenta los retos deportivos que tiene a corto y medio plazo con la organización el año próximo de la Copa del Mundo de Rugby y, sobre todo, de los Juegos Olímpicos de París en 2024.
En el informe, votado por unanimidad, los senadores de las dos comisiones insisten en que “hubo un encadenamiento de fallos” que se produjeron “en todas las etapas” que fueron desde la planificación hasta la ejecución y a eso se añadió la “falta de coordinación” entre las diversas autoridades responsables.
Entre los principales fallos descritos está la gestión de los flujos de espectadores en un día en que una huelga de trabajadores de tren de cercanías y la ausencia de previsión condujo a que buena parte de los aficionados que iban al Estadio de Francia se desviaran a una de las dos líneas de tren que pasan por allí.
A la salida de la estación de tren se acumularon entre 10.000 y 15.000 personas en un control de filtrado mal dimensionado que, ante el riesgo de aplastamiento se tuvo que levantar, de forma que así pudieron colarse hasta la explanada que hay junto al campo con los hinchas entre 300 y 400 delincuentes.
POLICÍAS INSUFICIENTES Y SUPERADOS
El problema es que la Prefectura solo había movilizado a 209 agentes para luchar allí contra esos delincuentes que agredieron y desvalijaron a muchos aficionados cuando en un acontecimiento comparable, el amistoso de fútbol Francia-Dinamarca del 2 de junio, eran 650 policías.
Con un dispositivo tan frágil en el que no se había considerado con la suficiente importancia la amenaza de los delincuentes comunes, pese a las informaciones que tenía por ejemplo el Ayuntamiento de Saint Denis en el que se encuentra el Estadio de Francia, las fuerzas del orden cuando reaccionaron -tarde, siempre según el Senado- lo hicieron recurriendo a la fuerza.
Los firmantes del informe consideran legítimo el recurso a los gases lacrimógenos para hacer retroceder a cientos de aficionados y evitar que se abalanzaran sobre las verjas que rodean el campo, porque no haberlo hecho en ese momento, cuando las cosas se les habían ido de las manos a los responsables de la seguridad, “hubiera tenido incontestablemente consecuencias dramáticas”.
Pero en cualquier caso, insisten en que “son la consecuencia directa de los fallos de anticipación que fueron la causa de los incidentes que conmocionaron a la opinión pública nacional e internacional y empañaron la imagen de Francia”.