La Albirroja nuevamente tambalea y el sueño de volver a jugar un Mundial de fútbol está cada vez más lejos. Aparecen los fantasmas del pasado, los detractores de siempre pidiendo cabezas pese a que la experiencia nos muestra que “esta solución en un contexto similar” tampoco trajo resultados.
Hablando de este presente, hay que decir que Paraguay está sufriendo las consecuencias del “ganar como sea de Ramón Díaz”. Perdimos tiempo valioso desde el fin del interinato de Víctor Génes en las Eliminatorias pasadas hasta la última Copa América Centenario del 2016, lapso en el que si se triunfó fue con goles de carambola, sin intentar buscar imponerse con argumentos.
Para refrescar la memoria, Ramón Díaz dirigió durante casi 18 meses a la Albirroja y en 20 encuentros entre Eliminatorias, Copa América 2015 y Copa América Centenario 2016 logró 3 triunfos, 9 empates y 8 derrotas.
Esas tres victorias fueron: ante Jamaica en la Copa América de Chile 2015 (un regalo del arquero y gol del Pájaro Benítez); ante Venezuela por Eliminatorias (error de Vizcarrondo y gol de Derlis González); y ante Bolivia en Sajonia dándolo vuelta y pidiendo hora.
Se entiende la frustración del hincha ante la posibilidad de no ir al Mundial, pero también hay entender que para llegar a la gran cita hay que aprender a jugar de acuerdo a los paradigmas del fútbol moderno. Ese del buen trato del balón, dinámico y ofensivo que hasta Venezuela y Bolivia manejan mejor que Paraguay. El fútbol evolucionó, ya no es solo fuerza y centro cabeza y gol.
No se trata de cambiar al técnico cada vez que las heridas sangran, sino de aprender de los errores del pasado, resistir y buscar ese buen fútbol, ese que se vio en chispazos frente a Chile y Argentina en estas Eliminatorias.
Quién puede asegurar que volver a cambiar al técnico ayude a encauzar las cosas camino a Rusia o sea el ajuste definitivo para que la Albirroja adquiera identidad. Quién puede cuestionar la valentía del DT que se arriesgó con los jóvenes sabiendo los peligros, pero la seguridad de que era un paso que había que dar. Foguear a los valores y que con tiempo darán triunfos. Tal vez en esto radica la tranquilidad de Arce, probó a los jóvenes y transmitieron esperanza.
Volviendo a futbolístico, la ausencia de algunos nombres tal vez sean motivo de crítica, pero analizando detalle por detalle los 6 partidos de la Albirroja que dirigió Chiqui, salvo Uruguay y Perú, quienes ganaron con un fútbol excelso, las otras dos derrotas se dieron por fatalidades.
Hace 4 años se crucificó a Francisco Arce cuando trató de buscar soluciones de la nada. Tras su primer ciclo demostró su capacidad y que tiene mucho para dar a la selección y con tiempo puede hacer que estos hombres no solo lleguen a Mundiales, sino le den alegrías más importantes a nuestro sufrido fútbol.
Por eso, como ilustra la foto de este blog, a levantarse y seguir...