Gabriel González Chaves cumple este miércoles un año más de vida. Aquel exquisito delantero de Cerro Porteño, Olimpia, Guaraní, Colón de Argentina y Albacete de España nació un 18 de marzo de 1961 en la ciudad de Itapé, en el Departamento de Guairá, distante a unos 120 km de la Capital.
El Loco fue ganador de 8 títulos locales con Olimpia, además de ser parte de la gloria internacional franjeada en la conquista de la Copa Libertadores, la Supercopa y la Recopa Sudamericana.
Fuera de sus éxitos en el campo, a González también se lo recuerda por sus ocurrencias y locuras dentro o fuera de ellas. Acá recordamos tres casos particulares.
1 - SE PICHÓ Y NO JUGÓ LA INTERCONTINENTAL
Adriano Samaniego, su compañero de equipo y locuras, comentó en una entrevista una simpática anécdota que involucró a Gabriel y la Intercontinental del 90.
Fechas antes del viaje del plantel campeón de América a Tokio, Japón, para medir al Milan de Italia, el Loco había prestado un auto a su hermano, el árbitro Epifanio González. El vehículo fue robado y Gabriel fue hasta Osvaldo Domínguez Dibb para pedirle uno nuevo, solicitud que no fue aceptada por el entonces presidente del club.
“Entonces, él se enojó y no viajó para ese partido”, contó Samaniego para la 1080 AM.
2 - PUÑETAZOS A BENITO LUGO
Es consideraba una de las agresiones más famosas de nuestro fútbol. Un 31 de agosto del 2001 el Loco González le dio dos golpes de puño al juez Benito Lugo en el juego de la fecha 5 del Clausura frente a Luqueño en el Feliciano Cáceres.
González había ingresado al campo a los 56’, recibió una amarilla rápida y luego sobre los 67’ recibió la segunda tarjeta del árbitro del partido. El Loco no se contuvo y su agresión el costó primeramente una suspensión de por vida de parte del Tribunal Disciplinario, que tras la apelación redujo la pena a dos años y medio de castigo.
3 – LAS OCURRENCIAS
En una oportunidad Gabriel convenció a Adriano Samaniego para teñirse el cabello con los colores de Olimpia. Ambos, en diferentes entrevistas comentaron lo simpático que rodeó a la situación.
Lo que pensaban que tardaría poco, terminó por extenderse más de 6 horas en la peluquería, pasando la hora de entrenamiento y recibiendo las bromas correspondientes cuando fueron llegando hasta el club con el nuevo look.