El Crystal Palace bajó al Arsenal de la nube en la que vivía tras su gran mes de marzo y ganó 3-0 al cuadro londinense para complicar sus opciones de terminar la temporada en puestos de Liga de Campeones.
En plena pelea con el Tottenham por hacerse con la cuarta plaza, los hombres de Mikel Arteta recibieron un revés inesperado con el que se descabalgaron de la última posición que da acceso a la máxima competición continental.
El Arsenal, salvo una derrota frente al Liverpool, acumulaba victoria tras victoria desde el mes de febrero. Sus números eran espléndidos: seis victorias en siete partidos. Con ellos, Mikel Arteta fue nombrado mejor entrenador del mes de marzo. Ya lo fue en septiembre y, desde el curso 2007/08, con Arsene Wenger, ningún técnico “gunner” había conseguido esa distinción dos veces en un mismo curso.
Todo el trabajo del Arsenal de las últimas semanas se fue por la borda en los primeros 45 minutos. Firmó una primera parte horrible, para el olvido, en la que no le salió absolutamente nada y que aprovechó el Crystal Palace para dejar el encuentro muy encarrilado.
Thomas Partey jamás conectó con Martin Odegaard y Saka Bukayo fue incapaz de desbordar por la banda derecha. Tres de las mejores armas del Arsenal fueron incapacitadas y, sin ellas, fue incapaz de abrir al Crystal Palace, que después de hacer su segundo tanto, simplemente se dedicó a esperar para sentenciar a su rival.
El primero en abrir el marcador fue Jean-Phillipe Mateta, que no desaprovechó una falta lanzada por Gallagher desde la banda izquierda y que prolongó Joachim Andersen para dejar la pelota perfecta para que el delantero francés, de cabeza, inaugurara el marcador.
Poco después, casi a la media hora, de nuevo Andersen fabricó medio gol. El central del Crystal Palace, con un pase espectacular desde el centro del campo, habilitó a Jordan Ayew, que no falló en un mano a mano frente a Aaron Ramsdale.
Con un 2-0 en contra, el Arsenal se marchó grogui al vestuario. Reaccionó en su regreso al césped, pero Vicente Guaita se encargó de frenar cualquier atisbo de remontada. Sobre todo en un remate de Emile Smith Rowe desde dentro del área pequeña, que no acertó a batir al portero español, enorme con una parada de nivel.
El acierto de Guaita frenó definitivamente al Arsenal, que recibió la puntilla en el último tramo. Un penalti cometido por Odegaard lo marcó Wilfried Zaha y finiquitó el partido. Luego, aunque el Arsenal intentó maquillar el resultado, Guaita volvió a hacerse gigante para confirmar una victoria que colocó al Arsenal en la quinta plaza empatado a puntos con el Tottenham.