En una charla con Ferdinand, Morrison aseguró que debido al sueldo que cobraba por entonces, de juvenil, se dedicaba a robar las botas de los peces gordos del vestuario para dar comida a su familia.
“Cada par de botas valía como unas 250 libras. Cogías un par y te ibas a casa y dabas una gran cena a tu familia”, dijo Morrison, quien tras dar varios tumbos por equipos de toda Europa ahora está como agente libre.
“A vosotros os daban como 30 pares de botas. No creo que causara mucho daño, porque veía que os daban todas esas botas y yo pensaba que si cogía un par podría poner comida esa noche en la mesa. No pensaba que fuera un problema, ahora lo veo diferente”, añadió.
La explosión en la cantera de Morrison fue tal que Alex Ferguson lo calificó como uno de los mayores talentos de los últimos años.
Sin embargo, Morrison nunca terminó de establecerse en el United y se marchó para ir de equipo en equipo pasando por Gales, Italia, México, Suecia, la Segunda división inglesa y Holanda, donde el Ado La Haya terminó su contrato este invierno.