Roque Santa Cruz es uno de los máximos referentes del club Olimpia en la era moderna. Su incuestionable carisma y su apreciable don de gente lo han puesto a menudo en una especie de altar al que quizás los mortales solo podrían acceder por la vía del fútbol.
Con 36 años de edad y con pocas oportunidades para seguir demostrando lo que sabe sobre el césped de un campo de juego, el mismo ha enseñado estar transitando sus últimos pagos profesionales, tanto con la camiseta franjeada como en el deporte al que le dedicó gran parte de su vida.
Así mismo, el pasado domingo, Roque se perdió la oportunidad de disputar un encuentro más que especial ante el clásico rival, tal vez el último de su carrera individual, viéndose limitado a trasmitir su apoyo desde el banco de expectativas.
No obstante, al término de la cita, Santa Cruz fue sorprendido por un hincha franjeado que lo buscó entre la multitud, lo abrazó, le pidió la casaca del dorsal número 24 y se rindió, con la emoción hasta las lágrimas, en una enorme reverencia ante sus pies. Muchos dirán que es solo fútbol, y tal vez sí, pero es algo que no se puede explicar.
Fotos: @msalum97