Dos manos cruzadas, un águila, una bandera en la bota y el fútbol como altavoz de causas políticas. Xherdan Shaqiri y Granit Xhaka echaron a volar hace cuatro años en un Suiza-Serbia, partido que se repite este jueves con el temor a que las águilas despeguen de nuevo.
En la victoria por 2-1 de los suizos, lo menos importante fue el resultado. Con el primer gol Xhaka entrecruzó sus manos y simuló un águila de dos cabezas volando; con el segundo, el del triunfo, Shaqiri hizo lo mismo. ¿Por qué? No era un gesto gracioso, ni una apuesta perdida, ni un recado a algún compañero. Era un mensaje político.
Shaqiri y Xhaka tienen orígenes albanokosovares. Mientras que Xherdan nació en Gjilan, área de Kosovo antes dominada por Yugoslavia, la familia albanesa de Granit procede de Podujevo, zona también kosovar.
Aquel encuentro, disputado en el estadio de Kaliningrado, sirvió como venganza para Shaqiri y Xhaka, que tenían presente el daño que Serbia les había hecho durante la guerra de Kosovo a finales de los 90 y el no reconocimiento de la independencia de Kosovo después de diez años.
Esto era de especial dolor para Shaqiri, cuyo padre fue apaleado y detenido por yugoslavos al promover la independencia de la región. El futbolista no escondía sus orígenes, los lucía orgulloso. Una bandera de Kosovo adornaba su bota izquierda, junto a la suiza, mientras que nunca obvió su deseo de jugar con Kosovo, posibilidad que la FIFA desestimó cuando en 2016 Kosovo formó su equipo y el organismo declaró que no podría hacer el trasvase, al ya haber jugado para una selección.
“Mis padres son de ahí, no me importa cuál fuera el rival”, dijo Xhaka. “Fue por pura emoción, no quiero hablar de política”, añadió Shaqiri, que se marchó del campo con el dedo pulgar hacia arriba, apuntando a la afición serbia.
“No puedo hablar del gesto, me temo. Somos futbolistas, no políticos”, explicó el por entonces jugador del Stoke City.
Shaqiri y Xhaka no eran los únicos jugadores de aquella selección suiza con pasado kosovar o albanés. Valon Behrami nació en Kosovo y lleva tatuada una bandera de este país en el pecho, Blerim Dzemaili nació en Albania, cerca de la frontera con Macedonia del Norte. Todos apoyaron la independencia de Kosovo.
Lucir aquellas águilas supuso a Shaqiri y Xhaka una sanción por parte de la FIFA. Tuvieron que pagar 10.000 francos suizos (10.000 euros) cada uno, pero no fueron suspendidos y pudieron seguir jugando el Mundial. La FIFA no recoge en su reglamento multas por llevar banderas, pero sí por mostrar símbolos que puedan exaltar al público. De hecho, en ese mismo partido, los serbios tuvieron que pagar más de 50.000 euros por pancartas y mensajes discriminatorios y por lanzar objetos al campo.
En el encuentro de este jueves hay dudas sobre si jugará Shaqiri, que no disputó ni un minuto ante Suiza, mientras que Xhaka será titular. Ni Behrami ni Dzemaili siguen ya en la selección.
Un empate meterá a los suizos siempre y cuando Camerún no gane por más de dos goles a Brasil, mientras que Serbia necesita ganar y que los cameruneses no venzan a Brasil.
Alineaciones posibles:
Serbia: Vanja Milinkovic-Savic; Milenkovic, Veljkovic, Pavlovic; Zivkovic, Maksimovic, Lukic, Kostic; Tadic, Sergej Milinkovic-Savic y Mitrovic.
Suiza: Sommer; Widmer, Akanji, Elvedi, Rodriguez; Xhaka, Freuler; Shaqiri, Sow, Vargas; y Embolo.
Árbitro: Fernando Rapallini (ARG).
Estadio: Stadium 974 (Doha).
Hora: 12:00 (hora paraguaya).