El neerlandés Max Verstappen (Red Bull) reforzó su liderato en el Mundial de Fórmula Uno al ganar este domingo el alocado Gran Premio de Australia, que se disputó -tres veces interrumpido, con bandera roja- en el circuito de Albert Park de Melbourne; donde el español Fernando Alonso (Aston Martin) confirmó su gran momento con un nuevo podio, el número 101 en la categoría reina y el tercero en las tres primeras carreras del año.
Verstappen, de 25 años, logró su trigésima séptima victoria en la F1, la segunda de la temporada, al ganar por delante del inglés Lewis Hamilton (Mercedes) y de Alonso, que acabó tercero y -a los 41- volvió a encadenar tres podios seguidos, algo que no lograba desde 2013, su penúltimo año en Ferrari, cuando firmó tres segundos en Bélgica, Italia y Singapur. Su nuevo compañero, el canadiense Lance Stroll, completó un gran día para Aston Martin al acabar cuarto una carrera en la que el mexicano Sergio Pérez (Red Bull) firmó la remontada del día, al salir desde el ‘pit lane’ y concluir quinto.
La otra cara de la moneda fue para Ferrari, que completó una jornada para el olvido que comenzó con la retirada, por accidente en la primera curva, del monegasco Charles Leclerc; y que se complicó aún más con el muy loco desenlace -con dos banderas rojas seguidas cuando quedaban tres de las 58 vueltas previstas-. El español Carlos Sainz, que pudo haber acabado cuarto o mejor, fue sancionado con cinco segundos por tocar en la segunda re-salida a su compatriota el doble campeón mundial asturiano, al que sacó de pista; y acabó, completamente frustrado, fuera de los puntos: en el duodécimo puesto.
Verstappen se mostró “contento por la victoria”, pero apuntó que había sido “una carrera difícil”, cuestionando la necesidad de la penúltima bandera roja, decretada por la pérdida de un neumático del Haas del danés Kevin Magnussen a falta de tres vueltas, decisión que quizá se pudo haber gestionado de otra manera. Opinión que compartió Alonso -feliz por otro cajón más y, sobre todo, por pilotar un monoplaza de garantías-, que definió como una “auténtica montaña rusa emocional” la última media hora previa a la bandera a cuadros; en la que resultó “difícil de entender lo que estaba pasando”.
Lo que sí quedó claro es que Red Bull y Verstappen son, en estos momentos, el equipo y el piloto a batir. Y que el espectacular progreso de Aston Martin, el séptimo coche el año pasado, es una realidad.
‘Mad Max’ lidera ahora con 69 puntos, quince más que ‘Checo’ y con 24 sobre el genial piloto asturiano, que mantuvo el tercer puesto en el Mundial en el circuito en el que en 2006 -el año que revalidó título- firmó una de sus 32 victorias en F1; la última de ellas hace casi diez años, en el Gran Premio de España de 2013, en Montmeló (Barcelona). Que volverá a llenarse a reventar el primer fin de semana del próximo mes de junio.
Red Bull también encabeza, con claridad, la clasificación de constructores, en la que suma 123 puntos, 58 más que el nuevo equipo de Alonso; y con 67 sobre Mercedes.
Verstappen, que firmó su vigésima segunda ‘pole’ en la F1 en Albert Park -la segunda del año- logró, al fin, su primer triunfo en Australia. Lo hizo desde la plaza puntera de la parrilla, después haber relegado al segundo y al tercer puesto en la calificación a los Mercedes del inglés George Russell -que salía a su lado desde la primera fila- y de Hamilton.
El siete veces campeón del mundo británico afrontaba la carrera desde una segunda hilera no exenta de cierto morbo, que completaba Alonso. Talento a rebosar e historia viva de la categoría reina, en la fila más veterana imaginable en la actualidad: un total de 79 años, si se suma la edad de ambos.
Por detrás, en la tercera, Sainz; y Stroll, que arrancaba sexto, un puesto por delante de Leclerc, ganador el año pasado en Melbourne. Todos, hasta el tailandés Alex Albon (Williams), que arrancaba octavo, salieron con el neumático de compuesto medio.
‘Checo’, que se había salido de pista, quedando atrapado en la gravilla y, debido a ello, fue eliminado en la primera ronda de la calificación, debía salir último en parrilla. Pero, dado que le cambiaron la centralita y algunos elementos de la suspensión de su monoplaza, lo hizo, con gomas duras, desde el ‘pit lane'; al igual que el finlandés Valtteri Bottas (Alfa Romeo), que también había quedado fuera en la Q1.
Russell y Hamilton efectuaron una salida espectacular y rebasaron a Verstappen antes de la primera curva, en la que, después de tocarse con el francés Esteban Ocon, Leclerc se salió de pista y abandonó; en una acción que provocó la entrada del coche de seguridad, cuando los dos españoles habían intercambiado plazas, con Carlos rodando cuarto y Fernando, quinto.
A diferencia de los días previos, lució de nuevo el sol en Albert Park, que registró récord de asistencia (444.000 espectadores durante los tres días del Gran Premio); demostrando que la F1 vuelve a estar en la cresta de la ola. En una jornada en la que el debutante australiano Oscar Piastri (McLaren) sumó, ante su afición, sus primeros puntos en la categoría reina, al acabar octavo: por detrás de su compañero inglés Lando Norris y del alemán Nico Hülkenberg (Haas), sexto y séptimo, respectivamente.
En la octava de las 58 vueltas volvió a entrar en pista el ‘safety car’, como consecuencia del accidente de Albon -por fortuna sin consecuencias físicas- en la séptima de las catorce curvas. Russell -que cedió el liderato- y Sainz pararon, justo antes de que se decretase la primera bandera roja; que perjudicó notablemente a ambos. El piloto de Norfolk bajó al séptimo puesto; el madrileño, al undécimo.
La carrera se reanudó desde la parrilla, en la que ocuparon los tres primeros puestos Hamilton, Verstappen y Alonso, en la tercera plaza provisional. Los tres mantuvieron puesto en la resalida; pero poco después, en la primera zona de DRS, ‘Mad Max’ se tomó la revancha, rebasando de forma inapelable a Sir Lewis.
La bandera roja había beneficiado, obviamente, a los que no pararon justo con la entrada del segundo ‘safety’, que pudieron cambiar neumáticos durante la interrupción; antes de que todos retomasen la prueba con las gomas duras.
Sainz, espoleado por la rabia de una situación injusta, ya era sexto en el decimoquinto giro; cuando Russell rodaba cuarto, por detrás del trío cabecero. Pero el inglés quemó el motor del Mercedes y se retiró en la 18, en la que se decretó coche de seguridad virtual.
Carlos era quinto en la 23, apretando duramente al francés Pierre Gasly; cuando ‘Checo’ ya rodaba en zona de puntos; y, tras rebasar a Piastri y al japonés Yuki Tsunoda (Alpha Tauri) -décimo al final, por detrás de otro asiático, el chino Guanyu Zhou (Alfa Romeo)-, circulaba noveno.
En la tercera curva del vigésimo quinto giro, Sainz rebasaba a Gasly y se colocaba cuarto, reavivando el sueño español de ver a dos de sus pilotos juntos en el podio.
Verstappen parecía liderar silbando traspasado el ecuador, con ocho segundo sobre Hamilton y casi diez sobre el genio astur, intentando gestionar de la mejor forma posible el neumático duro con el que todos aspiraban a llegar a meta.
No era el único cálculo que debían hacer los cuatro que rodaban por detrás de ‘Mad Max'; porque Gasly aún apretaba a Sainz y todos ellos -en márgenes de un segundo o poco más- podían ganar o perder con facilidad un puesto en alguna de las cuatro zonas de DRS de Albert Park.
A cuatro para el final, cuando ‘Checo’ ya era séptimo, el accidente del danés Kevin Magnussen, que perdió una rueda de su Haas, provocó la entrada de un nuevo coche de seguridad. Tan sólo unos instantes antes de que la dirección de carrera dictaminase una segunda bandera roja y se generase un caos descomunal en el circuito de la capital de Victoria.
Una prueba prevista a 58 y casi resuelta se iba a decidir, después del giro de formación, a sólo dos vueltas. Con el pelotón de nuevo compactado en parrilla y todos con neumáticos blandos. A cuchillo.
Como era de esperar, la oportunidad invita al riesgo; y mientras que Verstappen y Hamilton mantuvieron sus puestos, Sainz, al intentar pasar a Alonso, tocó el Aston Martin del catedrático astur, que se salió y bajó provisionalmente al undécimo puesto.
Como quiera que no fue el único percance -los dos Alpine de Ocon y Gasly, para añadir más leña a fuegos internos, también se accidentaron-, se decretó inmediatamente otra bandera roja. Y durante unos momentos la desorientación fue tremenda en Melbourne.
Hasta que se decidió que la carrera se reanudaría, con los doce coches que aún seguían en la misma, por detrás del coche de seguridad y con la posición que tenían antes de que en Albert Park se generase el rosario de la aurora final. De esa forma, Alonso -que confirmó por enésima vez lo declarado a Efe en Austria el año de su retorno a la F1: que “lo importante no es la edad, sino el cronómetro"- recuperaba el tercer puesto.
Pero cuando ya estaba en el ‘pit lane’ para afrontar el arreón final de la loca carrera de ‘Down Under’, a Sainz le comunicaron que tenía cinco segundos de sanción; decisión que a la gran mayoría le pareció excesiva y que implicaba que el español de Ferrari saliese de Albert Park duodécimo y frustrado.
La penalización de Carlos se convirtió casi en bombón para ‘Checo’, que completó la gran remontada del día para acabar quinto, junto por detrás de Stroll, el compañero de Alonso: que acabó cuarto y celebró, asimismo, que pilota un coche que ofrece garantía de potenciales éxitos.