Con 29 goles en 37 partidos oficiales con Flamengo, hoy ‘Gabigol’ hace honor a su apodo.
Está en la final de la Copa Libertadores frente al River Plate este sábado en Lima y de igualar los récords goleadores de Dadá Maravilha y Túlio.
Una estricta dieta y un programa de estimulación muscular a través de aparatos electrónicos han contribuido para que el delantero no haya perdido la voracidad que mostró el pasado año al servicio del Santos, cuando se consagró mejor artillero del Brasilerão.
“Tuvo que dejar los dulces en general. Le encantaban los pasteles”, contó a ‘Folha de São Paulo’ Eduardo Rauen, médico especializado en nutrición que trata a varios futbolistas de elite y al propio seleccionador brasileño Tite.
El resultado: A pesar de mantenerse en los 77 kilos, el índice de grasa corporal bajó del 13,9 %, hasta el 9 %. Eso le permitió ganar en resistencia y agilidad, dos atributos esenciales en un campeonato tan largo como el brasileño.
Su menú es estricto: en el desayuno dos huevos, avena y papaya.
Y en el almuerzo y la cena, comidas proteicas (pollo o pescado), verduras cocidas y ensalada con aceite, limón y sal. El arroz, plato imprescindible de la culinaria brasileña, solo integral.
El delantero del Flamengo, que es además el máximo anotador de la Libertadores con siete dianas, complementa la dieta con un vanguardista programa de recuperación muscular.
Desde hace tres meses, cuenta con Alex Evangelista, el jugador cumple un proceso de drenaje linfático y estimulación de músculos. Uno de esos apartados, una especie de chaleco, le permite trabajar 300 músculos simultáneamente.
Junto al trabajo individual, ‘Gabigol’ también ha sacado partido del portugués Jorge Jesús, que en menos de seis meses en el banquillo del Flamengo ha conquistado al fútbol brasileño con su fútbol electrizante.
“Tenemos a un tipo que es especial, y eso que ya trabajé con muchos entrenadores. Lo que él ve dentro del campo no es normal. Está en un nivel muy alto”, dijo recientemente el delantero.
El futbolista ha disparado su producción de la mano de Jorge Jesús. En cuatro meses ha marcado 17 goles y dado nueve asistencias en el campeonato local.
Nacido hace 23 años en São Bernardo do Campo, periferia de São Paulo, el atacante ha renacido en su país después de pasar un año y medio en el Inter de Milán, club que lo compró en 2016 a cambio de 29,5 millones de euros. Tampoco tuvo suerte en el Benfica, al que llegó cedido.
En ambos clubes sumó apenas dos goles en 15 partidos. A su bajo rendimiento le achacaron falta de compromiso y disciplina.
El Inter, que había adquirido su pase tras la conquista de la medalla de oro olímpica en 2016, lo cedió al Santos, su club de formación.
Ahí comenzó su remontada. Se consagró máximo anotador en el Brasileirão de 2018 con 18. Y con el Flamengo, en el que también está cedido, está a punto de culminarla.
Si este año vuelve a subir al primer lugar del cajón de anotadores, igualará a sus compatriotas Dadá Maravilha (1971 y 1972) y Túlio (1994 y 1995). Solo ellos han ganado consecutivamente el título de máximo artillero en la Liga de brasileña.
En la Copa Libertadores, también domina. Sus 7 dianas en 11 partidos le tienen en la cima de los goleadores.