El fútbol viene siendo utilizado ya hace un tiempo por tristes personajes que vestidos con saco y corbata se mueven fuera de la ley y que manchan este hermoso deporte ante la falta de control en los clubes. Los amantes del fútbol y las personas decentes no debemos callarnos ni ser indiferentes ante la presencia de los mismos, principalmente en las canchas, que son nuestros templos.
El fútbol siempre debe ser una expresión genuina de pasión, honestidad y caballerosidad; no un ámbito en el que pululan personas vinculadas al lavado de dinero y otros grandes negociados, denunciados oficialmente. La corrupción es rechazada hoy en día en todas las esferas de la sociedad y el fútbol paraguayo no debería desentenderse cuando existen “presidentes honorarios” que son señalados como “significativamente corruptos”.
Que el fútbol no sea como la política nacional, donde se ha naturalizado la presencia de los corruptos.
La Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) debería implementar el Fair Play Financiero de una vez por todas para dar claridad y sobre todo control a las finanzas de los clubes; se ha visto ya en varios casos que las instituciones han sido utilizadas para lavar dinero con absoluta tranquilidad, con dirigentes que aparecían ante la gente como los grandes señores, siendo grandes delincuentes.