Federer, que semanas atrás cumplió 40 años, se sometió en el 2020 a dos intervenciones que le mantuvieron alejado de las pistas y del circuito durante más de un año.
Federer ya anunció poco antes de los Juegos Olímpicos de Tokio que durante la temporada de hierba había sufrido un contratiempo en la rodilla aunque mantenía la esperanza de regresar a la actividad antes de la puesta en marcha del Abierto de Estados Unidos, el último Grand Slam del curso.
El campeón de veinte grandes disputó Roland Garros, aunque se retiró a pesar de ganar su partido de tercera ronda y a continuación jugó en Wimbledon. Después se perdió los Juegos Olímpicos y la gira americana previa al Abierto estadounidense.
“Estaré fuera de las pistas durante muchos meses. Quiero recuperar la esperanza para volver al juego”, dijo el tenista de Basilea en Instagram. “He realizado muchos controles con los médicos”, indicó Federer que insistió en que salió malparado de la temporada de hierba.
“Esta no es la manera de seguir adelante. Los médicos me aconsejaron una nueva cirugía y he decidido hacerlo. Tendré que operarme nuevamente y estaré durante muchas semanas con muletas. Intentaré volver lo más fuerte posible”, añadió el suizo.
Federer se perderá también el Abierto de Estados Unidos. Su intención es recuperarse completamente y regresar en las condiciones competitivas óptimas. En lo que va de año solo ha disputado trece partidos de los que ha perdido cuatro. El nuevo paso por el quirófano deja en el aire el futuro del exnúmero uno del mundo que ya asume que no regresará al circuito hasta dentro de varios meses.